Hoy he sabido que ha fallecido un Amigo.
Y pongo Amigo con “a” mayúscula porque su amistad también lo era. Jota es de esos amigos que la vida te regala y que nunca sabes apreciar en su justa medida.
Yo ya había perdido a otro como él y siempre me embarga el mismo sentimiento de impotencia y de dolor por no haber pasado más tiempo con ellos. Por haber retrasado una y otra vez esa cita para ir a tomar café. Por no haberle llamado más a menudo.
Jota era ese amigo que no sólo estaba para escucharte cuando lo necesitabas, sino que te tenías a absoluta certeza de que haría todo lo que estuviera en su mano para poder ayudarte en cualquier situación.
Por eso, Jota, siempre estarás en mi corazón y si es verdad que el cielo es el paraíso que dicen, habrá un cine en él y entonces, Jota, tu y yo nos sentaremos algún día para ver El vengador tóxico, y yo me enfadaré contigo por hacerme ver ese bodrio, y tú, una vez más, me enseñarás a apreciarla.
Te quiero Jota.