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El triunfo de la epidemia de la cultura de la estupidez

Carl Bernstein es uno de los periodistas de más prestigio en Estados Unidos, y alcanzó fama mundial por su investigación junto a Bob Woodward sobre el escándalo Watergate, que terminaría provocando la dimisión de Richard Nixon como presidente.
En una charla ante 200 personas, Bernstein dijo que los informativos de ahora se habían convertido en un cúmulo de rumores, sensacionalismo, y controversia prefabricada. Añádió que el buen periodismo debía desafiar el intelecto de las personas, y no solamente divertirlos de manera estúpida. Si bien insta a la gente a explorar internet en busca de medios fiables para saber de los asuntos más relevantes.
Resulta gratifcante como alguien de su prestigio coincide con lo que yo exponía en este otro post: (“… Porque a fin de cuentas, lo que busca un empresario es rentabilidad, y la veracidad informativa se la trae al fresco….”), al decir que para los grandes medios, el interés por la verdad es secundario con respecto al interés por los altos beneficios (“Their interest in truth is secondary to their interest in huge profits“).
A la vez resulta sorprendente la similitud entre la situación de los medios norteamericanos y españoles. Y no estoy muy segura de que Bernstein plantee una opción posible al recomendar al lector que sea él quién busque las fuentes fiables. Porque está claro que el lector normal suele ser fiel a un medio y por tanto a su línea editorial, que suele ser muy recta.
En mi opinión, los responsables de los medios deberían asumir la responsabilidad de los medios como función social y ser veraces y objetivos. Y no lo que ocurre actualmente, que es: adoptamos una postura (línea editorial) a favor o en contra, y ya no nos bajamos de la burra ocurra lo que ocurra.
Porque seamos serios: en este país, los medios que pertenecen a grandes grupos, como ya hemos dicho alguna vez, están a favor o en contra del gobierno. Pero sería fascinante ver que un medio podría ser capaz de criticar o alabar según corresponda, distintas actuaciones de un gobierno. Porque, es más que posible, que un gobierno haga algunas cosas bien, y otras mal, y no que, según leamos un medio u otro, lo hará todo bien, o todo mal.
Por último, y como curiosidad, ante la recurrente pregunta de si su fuente en el caso Watergate, Garganta Profunda, era una persona real, respondío que efectivamente lo era, y que cuando falleciera, revelarían su identidad.


Fuentes:
Bernstein acusa a los medios de idiotizarse
Ex-Watergate writer laments ‘idiot culture’

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