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Los ratones coloraos también quieren ratas

Jesús Quintero nos tiene acostumbrados a una amplia gama de “personajes” peculiares que se sientan frente a él, y que son entrevistados con la misma soltura y destreza que si fueran los invitados de verdad, como pueden ser Antonio Gala, o Pasión Vega.
Entre los últimos en incorporarse a su esperpéntica galería podríamos destacar a la pareja del año: Isabel Pantoja y Julián Muñoz, porque aunque algunas fans puedan decir que Isabel es un pedazo de artista que está allí por derecho propio, lo cierto es que no estuvo allí para hablar de sus discos y su carrera profesional, sino del hombre que ocupa su corazón, de lo que le cocina, y demás cosas intrascendentes que a algunos nos importan tan poco como su música. Y de la legitimidad de Julián Muñoz para ser un personaje público, mejor ni hablamos.


Pero no contento Quintero con satisfacer los deseos de su buena amiga, y según dicen, socia en algunos asuntos de producción televisiva, aún ahonda más en el contenedor de frikis y nos deleita (?) con una larga entrevista a ese ser llamado Aida, que por una vez, ocupa el lugar que le corresponde entre “El cuñao” y “El risitas” y demás fauna que el periodista es tan astuto al sacar a la luz.
A Aida no había que sacarla a la luz. Ya se ocupa ella de ponerse suficientemente cerca de los focos para que no podamos ver más allá de su desmesurado ego. No obstante, me pregunto si se percató debidamente del lugar que ocupaba en ese programa, o por el contrario su vanidad, una vez más, le hizo pensar que ella era la protagonista.
Lo cierto es que me importa bien poco. Lo que sí me preocupa de verdad es que Quintero pierda el norte, y que, lo que antes era una breve sección, casi una anécdota dentro de un magnífico programa de entrevistas, se convierta en el núcleo principal de su espacio.
Ya perdimos a un gran periodista como Javier Sardá cuando se fue a la televisión. Esperemos que Quintero no caiga igualmente.

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