Si es que no gano para sustos. Tomando un café me topo con la desagradable notica de que Antena 3 va a emitir esta noche el vídeo de la muerte de Ramón Sampedro, dentro del programa Siete días, siete noches.
¿Alguien puede decirme dónde está el interés informativo de ese vídeo? La información es que él murió reclamando su derecho a decidirlo así. Y la emisión de ese vídeo no es más que la prueba irrefutable de que los criterios de los programadores se basan en la espectacularización y no en la información.
Y por si esto no fuera suficiente para indigestarme el desayuno, en la página de al lado leo con asombro la fantástica crítica televisiva de José Javier Esparza, El Invento del Maligno, dónde nos cuenta lo siguiente:
Y una vez más tengo que decir: ¿Pero en qué cabeza cabe? ¿En manos de quién está la programación infantil?
Sí, ya sé que van a echar marcha atrás, pero ¿y si en vez de TVE hubiera sido otra cadena que sí hubiera aceptado esos contenidos? ¿Es que no vamos a respetar ni a los niños?
Oportunamente, también hoy leemos la noticia de que el Gobierno, a través de su presidente, ha advertido de que actuará contra la telebasura, tal y como anunciara en su programa electoral. Está por ver si realmente va a haber una reforma del audiovisual en condiciones, o por el contrario, no serán capaces de ponerle el cascabel al gato.
Siento que me haya quedado un artículo con más preguntas que respuestas. Pero creo firmemente que todos, profesionales y usuarios debemos reflexionar sobre lo que estamos haciendo y permitiendo con la programación de televisión que, no olvidemos, es también un medio de formación y socialización.