Y han sido los norteamericanos los primeros en atreverse. Frankie tiene ocho años y aparece en un programa de la HBO llamado Family Bonds, dónde los espectadores pueden ver los momentos más íntimos de toda la familia, como por ejemplo, al propio Frankie llorando mientras trata de aprender a montar en bici, o a su madre relatando cuantas veces por noche tiene sexo con su marido.
Frankie sabe que va a ser famoso, y eso es lo más importante para él. No es el único pues hay como una docena de niños en la misma situación.
Parece ser que la ABC tiene otro show llamado Wife Swap en el que dos madres de familia se intercambian durante diez días. Los cinco primeros deberán adaptarse a la familia que les acoge y adoptar sus costumbres, para posteriormente ser ellas quienes tomen las decisiones, con el cambio radical que esto supone para ambas familias.
A la pregunta de si utilizar niños en espectáculos televisivos es indecente, Sheila Nevin, directora de la división documental de HBO, lo tiene claro: “” No sé. Probablemente. Pero la gente real es lo que se lleva ahora. Pero Frankie es una no víctima principal de esto hasta ahora. Judy Garland lo tuvo mucho más difícil. “
O sea, que si destrozamos la vida de Judy Garland, su hija Liza Minelli, Drew Barrymore, Macauly Caulkin, o Joselito (por citar un caso español), no deberíamos tener ahora remilgos.
No cabe la menor duda de que es un argumento aplastante.
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