Jonathan Caouette tenía 11 años cuando comenzó a grabar su vida en vídeo. Sus circunstancias eran algo excepcionales ya que su madre era esquizofrénica, y vivía con sus abuelos, un tanto excéntricos.
Tras 20 años de grabaciones, el resultado es Tarnation, una película experimental entre el documental y la ficción, que aglutina vídeos domésticos, fotografías familiares y mensajes de contestador automático.
Grabando su vida Caouette pretendía disociarse de aquello de lo que estába siendo protagonista, y así, volver su cámara hacia la familia era la manera de aprender a vivir con ellos.
Realizada con cámaras domésticas y editada en un ordenador personal Apple, la película ha causado sensación en festivales como Sundance o Cannes, y ganó el premio a mejor largometraje documental en el Festival de Cine de Los Angeles.
Una prueba más, de que no hacen falta cientos de millones para hacer una película interesante.
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