Admito de antemano que Fran Rivera es un personajillo de la farándula que me cae mal. Su prepotencia, chulería y mala educación me parecen impropia de alguien que no sería ni la mitad de famoso de no ser por su vida sentimental, que no por la profesional.
Además, los contratos publicitarios millonarios con marcas de ropa y relojes no los ha conseguido precisamente por su buen hacer en las plazas taurinas.
Pese a ello, intentaré que el resto de este artículo sea lo más objetivo posible y sólo intentaré poner de manifiesto la incongruencia por la que nos quiere hacer tragar este personajillo que hace tiempo perdió el control de su vida pública y privada.
Por casualidades de la vida me topo con esta noticia en la que se afirma que el torero pide al juez que prohíba hablar de su vida privada en Telecinco y Antena 3. Será que no le gusta lo que dicen. Será que no le gusta que los demás consigan puntos de audiencia hablando de sus miserías. Bien: puedo comprenderlo. El chico decide que no se hable más de su vida personal porque suponemos que quiere que la información en torno a él se circunscriba a su profesión. Vale: aceptamos barco como animal acuático.
Pero más casualidades de la vida. Eestaba en una tienda de periódicos, cuando veo entre las revistas una portada de Lecturas con este personaje bien grande en que desmiente “rotundamente los rumores de una relación con la joven sevillana Tita Astolfi y asegura que su corazón sigue libre”. Admito que sé poco de toros, pero a mí esta información, muy taurina no me parece.
Y para prueba lo que aparece en su web:
¡Anda! Si hasta se ha vestido de smoking para la ocasión. A ver, que no lo entiendo. ¿Que Fran Rivera pretende que él si puede dar una exclusiva (cobrando o no) para hacerse publicidad de su vida “sentimental”, y así conseguir ser lo bastante famoso como para optar a otro tipo de emulementos (como anunciar relojes) pero luego en los programas que se ocupan de toda esa basura informativa no se puede hablar de él?
Hombre, Fran… un poquito de verguenza torera no te vendría mal.