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Perlas Cinéfilas (V)

Jane Fonda

E.S. ¿Ha sufrido la obsesión de la belleza perfecta?
J.F. Mi profesión de actriz exacerbó un problema ya existente. El mensaje que se me dio, que por otra parte es universal, fue: «Si no eres perfecta, no te vamos a querer». Para muchas chicas, eso se convierte en el objetivo para su cuerpo. Ello te hace muy vulnerable. Yo sufrí desórdenes de alimentación de los 13 a los 37 años, concretamente bulimia. Cuando era modelo me alimentaba de café, cigarrillos, yogur de fresa y prisas. Llegué a la patología de pensar que si comía una manzana engordaba. Hasta hace poco era muy vulnerable a todo esto y me preocupaba engordar. Ahora la ansiedad ha desaparecido y si intenta volver, respiro hondo hasta que se desvanece.
E.S. O sea, que ya está curada.
J.F. Así es. Y uno de los mayores esfuerzos que hice en mi viaje de curación fue convencerme de que «good enough is good enough» (bastante bueno es bastante bueno). La perfección no es para los humanos, sino para los dioses. Nosotros debemos ser completos, no perfectos.

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