Un matrimonio norteamericano llega a Barcelona a pasar unas vacaciones, y allí les ocurrirá de todo lo imaginable por la perversa mente de cierto director neoyorkino.
Ese podría ser el argumento de una nueva película dirigida por Woody Allen y que sería rodada en Barcelona si las negociaciones llegan a buen término.
Allen ya fue nombrado ‘Amigo de Barcelona‘ en el año 2003 y entonces ya expresó su deseo de rodar en la ciudad condal. Pero claro, el coste de traer al director durante tres meses se eleva nada menos que a 15 millones de euros, y hay que estudiar detenidamente si tan elevada inversión será rentable a largo plazo.
Una de las características principales de este director es que ha rodado la gran mayoría de sus películas en Nueva York, convirtiendo a la ciudad en un personaje más del argumento.
De hecho ya os comentábamos en junio la novedad de que rodara fuera de la gran manzana, y no cabe duda de que la promoción que supondria para la ciudad de Barcelona a nivel internacional sería espectacular.