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Los confidenciales, ese pseudoperiodismo…

Guerra eterna en Oriente Medio
Admitámoslo. A todos nos gusta escuchar rumores, habladurías y
maldades, incluso cuando sabemos que no son ciertas. Pero confiar en
los confidenciales como fuente de información es lo mismo que dejar
que la mafia dirija los casinos. La verdad es que los organizan muy
bien, a veces canta Sinatra en el auditorio y las camareras están muy
buenas. Todo es perfecto hasta que sacas la llave y pones en marcha
el coche.
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