Y es que claro, el sex appeal, el morbo y erotismo que puede despertar el trasero del octogenario Mickey Rooney en un anuncio, es que no se puede aguantar.
Y mucho menos después del PezonGate que sumió en una profunda depresión a la audiencia estadounidense al enseñar Janet Jackson un pezón durante la retransmisión de la Superbowl.
Al principio creía que Estados Unidos era un país de papanatas, pero empiezo a pensar que son una sociedad enferma (al menos una parte de ella), cuando consideran que el desnudo de un octogenario anunciando un medicamento para el resfriado puede ser algo erótico, y por tanto ofensivo.