Que susto me llevé esta mañana cuando a horas demasiados tempranas me dispongo a tomar un café y a echar un rápido vistazo a la edición en papel de El Mundo, que publica este artículo en su sección de cultura.
De verdad que, en mi estado somnoliente pre-café, miré la fecha a ver si había viajado al futuro.
Pero luego comprendí que El Mundo vive en su ídem.
Ciertas pleitesías deben ser muy duras.