Así terminaré como siga viendo ‘Esposas desesperadas’ porque sigue sin convencerme, y hasta mi buzón de correo llegan solicitudes de explicaciones para intentar justificar que no me gusta.
Lo intentaré una vez más: Se me ha dicho que la novedad de esta serie es por el tipo de mujer que la protagoniza, ya que habíamos visto series de adolescentes, veinteañeros, treintañeros, pero no de cuarentonas casadas con problemas matrimoniales.
Bueno vale, pero también habíamos visto sesentonas precisamente en otra serie del mismo productor: ‘Las chicas de Oro‘
Además, eso es como decir que una serie de bomberos es sustancialmente diferente e innovadora frente a una de policías. Pues bueno: vale. Pero no dejará de ser una serie que trata sobre un determinado gremio profesional y sus problemas y vivencias.
Y claro, siempre habrá algunos gremios que interesen más que otros en función de los gustos de cada uno.
Quitando el segmento generacional de las protagonistas y los pequeños toques de intriga añadidos con el fontanero y el marido de la suicida, pocos elementos más tiene que se pueda decir que son realmente originales.
Puede que la culpa sea mía. Puede que haya visto demasiado cine y televisión y eso haga que, en parte, todo me suene a “déjà vu”.
Tendré que desintoxicarme una temporada.
Pero mientras, me quedo con la columna de José Javier Esparza que como casi siempre, suscribo totalmente.