Cada vez hay una tendencia mayor a intentar facilitar la vida a los más jóvenes con objeto de evitarles traumas, frustraciones, tristezas y demás. Y lo que hemos conseguido es una generación (o dos) de niños desorientados y déspotas que se creen con derecho a ‘exigir’ una Play-Station o un móvil de última generación (obviamente con excepciones).
Si algo he aprendido en mi aún escasa experiencia docente es que cuando les exiges, se motivan. Cuando te pones dura, responden. Y evidentemente no se trata de ir por el aula pegando collejas, sino de exigirles que trabajen, que se esfuercen y que no sean meros memorizadores de tochos de apuntes. A fin de cuentas, estudiar es la única obligacion que tienen mientras están bajo las cómodas faldas del hogar.
Lo explicaba un día Alberto Moreno con meridiana claridad: Los niños no se esfuerzan porque de todas maneras eso no influye en conseguir lo que quieren. Los padre no entienden porque los niños no se esfuerzan si les dan todo lo que quieren.
Así que no termino de entender iniciativas como estás que, sinceramente, me parecen una solemne estupidez.
Lo que estoy segura de que podría restrasar el aprendizaje es la excesiva permisividad y tanto proteccionismo.
Gracias Álvaro.