Me siento absolutamente identificada con aquel que decía: “Dejar de fumar es muy fácil, yo lo he hecho cientos de veces”.
Y aquí estoy, otra vez, para confesar públicamente mi fracaso de la la vez anterior, pero mi firme intención de seguir en la lucha. Nuevamente las motivaciones son poderosas, y los alicientes muchos. A todas las razones que ya tenía, se une el hecho de que esta vez era mi hermana quién lo había decidido, y ella jamás se había planteado dejarlo. Ahora, por cuestiones de salud se une a esta lucha, y yo no podía dejar de apoyarla.
No puedo estar más de acuerdo con este certero artículo de la lengua. Yo odio fumar, ya lo dije, y me considero la peor fumadora del mundo, porque lo detesto: odio fumar, oler a tabaco, que me huela la ropa, y me horroriza pensar que alguien huela en mí lo que yo huelo en los fumadores. Pero como es una adicción, y una enfermedad, se recae.
No obstante, como yo soy muy cabezona, sé que una de estas veces lo conseguiré. Espero que sea ésta. Así que he reiniciado mi quitómetro y ya llevo 2 días, 9 horas, y 45 minutos, 24 cigarrillos menos (fumaba muy poco, la verdad) y 1,44 € ahorrados.
Actualización 14:30 h
Manuel Almeida también dejó de fumar el año pasado, uniéndose a mi iniciativa, pero también recayó. En un acto sin precedente de telepatía 😛 iniciamos esta aventura juntos de nuevo.