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Una nueva generación de torturadores depravados

Esa es la conclusión que podríamos sacar del artículo publicado en El País bajo el asombroso titular de: El 57% de los menores reconoce que tortura en los videojuegos ($). Donde además podemos leer párrafos tan preocupantes como éste:

Uno de cada tres niños y adolescentes de 10 a 17 años usa videojuegos recomendados para mayores de edad, el 57% de ellos reconoce que mata o tortura personas en esos juegos y el 35% dice que dedica más de una hora diaria entre semana a esta diversión. Son datos de un estudio sobre videojuegos y menores, presentado ayer por el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y la ONG Protégeles.

Bueno, bueno. El titular es de juzgado de guardia, porque tal y como está puesto, más de la mitad de los jóvenes (de todos los jóvenes) se dedica a torturar y asesinar con la videoconsola. Pero analicemos sólo la entradilla: “uno de cada tres”, o sea, un 33% de “los que usan videojuegos”, son los que acceden a juegos para mayores, de ese tercio, algo más de la mitad mata y tortura… y así podríamos seguir.
Sí señor, estoy muy preocupada ante esta nueva generación. Pero no la de adolescentes que disfrutan en sus ratos de ocio matando indios o ladrones tal y como hacíamos nosotros en versión no electrónica.
Estoy realmente preocupada por esa generación de periodistas que lanzan titulares espectacularizantes con el único objetivo de ganar lectores, sin dedicar ni cinco minutos a ver que los datos caen por su propio peso. Preocupada por unos periodistas que parecen no haber aprendido que decir verdades a medias es mentir, o que dar datos sesgados es desinformar. O tal vez lo han aprendido demasiado bien.
Porque no me ha costado ni cinco minutos localizar a la ONG Protégeles, y bucear mínimamente por sus páginas para encontrar estudios que, además de lo que dice este artículo, da otros muchos datos sobre una generación que sabe perfectamente aprovechar las nuevas tecnologías en su beneficio. Veamos algunos datos sobre el estudio de menores en Internet y sus costumbres:

Pero claro, estos datos no venden. Es mucho mejor hablar del “alto” porcentaje que tortura, asesina o visita contenidos inapropiados.
Lo de siempre: hay mentiras, asquerosas mentiras y por último estadísticas.

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