A veces la justicia parece clarividente frente a la ceguera que se le presupone, y en esta ocasión ha visto con nitidez como la agencia Korpa (y otras tantas) se dedican a explotar a jóvenes licenciados, que tras 4 o 5 años de carrera no tienen más remedio que dedicarse a perseguir por los aeropuertos o estaciones a famosos y famosillos para intentar, en el mejor de los casos, una sonrisa, siempre que dicha sonrisa no haya sido hipotecada por la exclusiva de uno de los programas que infectan las noches televisivas.
Pero el caso de Ana Belén García fue especialmente sangrante, ya que tras su fallecimiento en accidente de tráfico (mientras trabajaba), la agencia se negó a reconocer la existencia de relación laboral.
Por eso cuando Antonio me ha pasado el enlace de la noticia en la que Un juez critica la ‘explotación’ de los reporteros frente a los beneficios de la prensa ‘rosa’ no he podido dejar de alegrarme por esa familia que ha batallado por su hija, pero también un poquito por estos profesionales que trabajan en condiciones casi de esclavitud frente a la indecencia de salarios que cobran algunos colaboradores por el simple hecho de ser madre, hermano, primo, o cuñada de alguien famoso y así poder aportar información de primera mano.
Por fin un poco de cordura en un sector que parece haberla perdido hace mucho tiempo.