Es completamente cierto… No miento ni estoy confundido acerca de la realidad sobre lo que os hablo… En el cine se fornica despues de una charla con luz tenue y dos copas de vino presidiendo la mesita frente al fuego.
Es un hecho: Todas las facetas de la vida, incluso menos, están reflejadas en el celuloide. Celuloide… Es una palabra genial. Es como hablar de un ser extraterrestre… ¡MIRAD, UN CELULOIDE ASESINO!
Y como no podía ser de otro modo, el cortejo hace que el cine siempre tenga un morboso recurso donde agarrarse… Y la reina del cortejo puede llevársela la genial “Atrapado en el Tiempo” donde nuestro querido Bill Murray tiene que conseguir en un día repetido durante agotadoras jornadas que la ingenua e inocente Andy Mc Dowell caiga rendida en sus brazos.
Una obra maestra que sigue recordándonos que la realidad supera con creces a la ficción y que ésta a su vez, sigue siendo mera ilusión a 24 disparos por segundo.
Todo es demasiado fácil a la hora de practicar el respetable arte de amar cuando en cine estamos. Aún más fácil según de qué género hablemos, unos simples super-poderes harán del hazmerreir de clase un chico respetado y deseado por todas aquellas que antes le rechazaban… La vida no es justa. El cine en cambio sí. El cine siempre pone a cada uno en su lugar (que aprenda el tiempo: fílmico o no). Los malos sufren, los buenos se llevan a la chica y los feos consiguen Oscars a la mejor interpretación secundaria… ¿Ven? Todo equilibrado al máximo, quizás no sea democrático (lo sé), pero la democracia últimamente tampoco me convence en demasía.
Si bien es cierto que no siempre las cosas salen tan bien como a nuestro personaje favorito le gustaría, no menos cierto es que en el celuloide estamos todos… Quizás porque nos hemos criado en un ambiente de constante interacción cinéfila y estamos hechos de descartes de malos metrajes de Serie B.
Vamos, que debería la gente ir más al cine, y que vuelvan las citas románticas para ver el último éxito comercial en salas… Que vuelvan esas colas llenas de ilusión rodeado de tus más fieles compañeros de aventuras… Que vuelva, y que lo haga pronto.
Sí, amigos: Cuando hoy en día se consigue una interacción satisfactoria entre dos humanos, éstos, no se dan un festín de pasión y lujuria… para nada, estos seres se miran y se sonríen, y después… Se despiden. Como lo hago yo…
Un abrazo.
Joya