Aunque lamentablemente no es el de Berlanga que tan deliciosamente reseña JJ en este artículo: No sin mi tostadora: Un verdugo genial.
Ahora, en vez de recurrir al humor negro, nos dedicamos a distribuir y emitir ejecuciones en directo por cadenas estatales tal y como hizo la 1 de TVE (imagino que las otras también, pero no con mi dinero), que además, no contenta con haber difundido las imágenes oficiales de la ejecución del Saddam Hussein, al día siguiente emitió el vídeo que se ha distribuido por internet de la ejecución completa.
Me remito a mis palabras en un foro privado. Para aquellos que opinan que esa imagen tenía un valor testimonial fundalmental, he de decir que tienen razón en la importancia de la función testimonial de la fotografía en situaciones de este tipo. Ahora bien, hoy en día, se podía haber satisfecho esa función con la foto (que imagino también veremos) del cadáver en su féretro, y habernos ahorrado el “espectáculo” del dictador con el cuello retorcido. Porque incluso los dictadores tienen derecho a la intimidad en su muerte.
Esa foto y ese vídeo, periodísticamente hablando, aportan una cantidad de espectáculo del todo innecesaria y reprobable, y esconderlo bajo el paraguas del “testimonio” es tan ridículo como pensar que Gran Hermano es un experimento sociológico.
Lo triste de esto en que entre periodistas ya no nos preguntábamos si alguien lo emitiría, sino, cuanto tiempo tardaría en salir el vídeo.
Nota de la autora: He obviado premeditamente cualquier enlace a las imágenes aquí mencionadas.