Como muchos sabéis, hace un par de fines de semana me fui a la preciosa ciudad de Florencia con la excusa de asistir al concierto de Michael Buble, y menos mal que sólo fue una excusa, porque en primer lugar me reafirmé en algo que ya sospechaba: No me gusta Buble, sino que me gustan las canciones que canta de toda la vida, porque a pesar de tener una gran voz, no consigue emocionar.
En segundo lugar, su espectáculo en directo deja mucho que desear. Primero pensamos que estaba dormido y aún no se había recuperado de la actuación en Milán (en realidad nuestros pensamientos fueron más malignos, aunque prefiero dejaré rienda libre a vuestra imaginación), pero el problema es que los operadores de cámaras que cubrían el evento parecían impregnados del mismo “letargo” que parecía sufrir el cantante… Tanto es así que incluso pude escuchar como alguien exclamaba: “Qué rule Michael, que rule…” No digo más.
No es lógico colocar dos cámaras de largo alcance una al lado de la otra para que cubran el mismo tiro, en vez de situar una a cada lado del palacio de deportes, así como no es lógico tener una sola cámara a pie de escenario, y digo bien “a pié”, porque en ningún momento el tipo se subió al escenario para hacer algún plano que no fuera contrapicado.
Eso sin contar con que dicho cámara debió hacer su beca de prácticas para El tomate a tenor de su querencia por los paneos y abusos de zoom.
Admito que tal vez me he vuelto demasiado crítica y me fijo en cuestiones que el público general apenas percibe, pero ¿acaso no se trata de que los artistas ganen dinero con su directo? ¿Por qué iba a querer asistir a un concierto suyo si no es por escuchar algo mejor de lo que ya tengo en sus discos?
Eso sin contar con las payadas que fue profiriendo a lo largo del espectáculo, tanto él como alguno de los miembros de su orquesta, que incluso se atrevió a meterse con Laura Pausini (que por cierto si dio un gran espectáculo en Milán), lo que obviamente no gustó nada en Italia.
En definitiva, que si no fuera por la incomparable belleza de Florencia, y lo bien que nos lo pasamos, me habría sentido profundamente decepcionada de hacerme un viaje así con el único objetivo de ver un cantante. Así que, fans de Michael Bublé, no os perdéis nada porque no venga a España, que ya debería preocuparse un poco más del show, y menos de su corbata.
Michael, yo tengo unos cuantos alumnos que harían mucho mejor trabajo que tus cámaras actuales, así que si quieres te lo mando 😉