Hasta dónde se puede llevar una broma es algo que siempre puede ocasionar fricciones. Yo sostengo que una broma es tal cuando la “víctima” también se ríe, y es un criterio con el que no me ha ido mal.
Hacer humor de determinados temas es siempre delicado, y al final no es tan difícil meter la pata. Esto es lo que parece haber pasado en “Sé lo que hicisteis…”, hace unos días según nos cuenta Elías, quién nos hace una primera descripción de la escena que a mí me recordó mucho al humor de Benny Hill, que dicho sea de paso, nunca me hizo demasiada gracia.
Pero la cuestión es que es falseó esa escena para que resultara una “violación en broma” de un hombre a una mujer, cuando en realidad la escena había sido entre dos hombres, para preguntarse posteriormente si eso era más admisible.
Y yo voy aún más lejos: ¿y si la violación en broma hubiera sido a un niño? A fin de cuentas también un tema muy de actualidad dada las últimas detenciones por pornografía infantil que han saltado a los medios de comunicación.
Más de uno se habrá llevado las manos a la cabeza sólo de pensar que alguien pudiera grabar una broma en ese sentido, y con toda la razón.
Hace un año di una conferencia en la que mostraba este vídeo humorístico de 1991 sobre los malos tratos, como ejemplo de la espectacularización de la información:
Ni que decir tiene que la reacción del público fue de rechazo absoluto entre la audiencia. Y la razón es porque en estos dieciséis años transcurrido es que hoy tenemos una mayor conciencia social sobre la gravedad del problema.
¿Cuántos años tiene que pasar aún para que una violación en ningún caso nos parezca divertida?