Me envía la Asociación Plaza del Castillo un resumen del interesante estudio llevado a cabo por Carmen González Vicente, en el que ha analizado 50 personajes infantiles y juveniles de las principales series de producción nacional emitidas por Antena 3 y Tele 5.
La investigación se ha llevado a cabo a través del visionado de al menos 4 capítulos de cada serie, así como del material y descripción que de dichos personajes se da en la web de la serie.
No he sido capaz de encontrar el estudio en la web de la asociación pero os remito los datos que me han llegado:
50 personajes analizados .
Si bien el número de personajes infantiles y juveniles es elevado, también es cierto que la verosimilitud de los mismos resulta muy difícil de defender. Sorprende, así mismo, el poco trabajo de caracterización, ya que se presentan arquetipos sin matizar con características de comportamiento demasiado exageradas.De las descripciones y el visionado se han obtenido conclusiones del carácter general de cada serie. En ellas, no se plasman solamente las situaciones ficticias sino que también aparecen valores de la sociedad actual que marcan las vidas de cualquier persona: humanos y sociales, nuevas tecnologías, indumentarias, normalización de comportamientos sexuales considerados hasta hace poco como censurables socialmente, etc.En muchas ocasiones, esos valores o contravalores, son exagerados hasta el límite .
Verosimilitud difícil de defender. Romper tabúes
Resalta la pretensión que tienen muchas de estas series de “romper tabúes sociales”.pero se limitan, casi exclusivamente, en favor de la homosexualidad, ya que, el resto del los tabúes, el materialismo más exacervado, el sexismo, las mujeres objeto, etc. se siguen perpetuando en muchos de los estereotipos/personajes analizados . Otro de los aspectos que destacan en las conclusiones del estudio es que temas como la trascendencia, la política , la espiritualidad, ni tan siquiera la cultura en sus más variadas formas, apenas ocupan ninguna frase de estos personajes, que tienen su principal foco de interés (en la mayoría de los casos) en el materialismo y el sexo. La mejora de la situación individual mediante el esfuerzo, ya sean los estudios o el trabajo no es considerada como una opción en la vida ,únicamente urbana, muy de gran ciudad.
En cuanto a los personajes infantiles, están tan apegados a las nuevas tecnologías y se pone en sus bocas contestaciones tan “ingeniosas” que no parecen niños. Si bien hay ejemplos de personajes con algún hábito de estudio, también es cierto, que otros no muestran ningún interés y no son estimulados para ello. El estudio no se muestra como un valor positivo en si mismo, sino como una obligación .
Son niños y jóvenes bastante afortunados, en general, ya que casi todos gozan de una excelente salud y un inmejorable aspecto. Ausencia total de personajes con lógicas limitaciones humanas.
Adolescentes y promiscuidad sexual
Hay muchos personajes cliché Lo que es común a todas las series, es la marcada, casi podría llamarse obsesión, por las relaciones sexuales . Algunas de las series prácticamente basan el peso de sus historias en eso, en como “se enrollan” unos con otros. De nuevo recalcarlo, destaca el enorme materialismo de la juventud, y la marcada importancia del sexo. En general, no se hacen preguntas sobre su futuro, sobre el trabajo, sobre la dificultad de cumplir sus sueños. La belleza, el “ir a la moda”, la promiscuidad sexual y la amistad son los valores más preconizados por estos personajes, que, a pesar de estar en edad escolar, solo excepcionalmente, otorgan importancia al cultivo personal, al estudio.
Incomunicación familiar
En general, los adolescentes son presentados de una manera muy estereotipada, más que personajes elaborados. Presentan una gran incomunicación con sus familias y su ámbito de expresión es el colegio y los amigos. Lo curioso es que, esta visión no es nada real, la comunicación entre los adolescentes y sus familias, hoy en día, es mejor que nunca, y si en estas series se refleja lo contrario, se hace, precisamente, desde la propia voluntad de los adolescentes de no acercarse a su entorno familiar.
Resulta, cuando menos curioso, que no suelen tener entornos familiares normales, entiéndase por normales, convivir con su madre y su padre y sus hermanos o hermanas… Parece que los guionistas no contemplan estas situaciones como interesantes para la trama, por más que es lo más común en España, (la familia descrita anteriormente), es la menos común en las series españolas. Esta paradoja, ¿se supone que se debe al afán de romper tabúes?, ¿es una forma más de deconstruir la sociedad?, ¿es el tipo de vida que llevan los guionistas y el único que conocen? Estas preguntas y otras parecidas surgen una y otra vez con el visionado de las series. Apenas hemos encontrado personajes adolescentes con la suficiente verosimilitud y credibilidad como para constituir una identidad con calado.
Conclusión
Dada la repercusión social del material analizado y su impacto en la audiencia juvenil, es interesante resaltar lo poco que se parecen estos personajes a la mayoría de la juventud española . Bien es verdad, y este trabajo lo corrobora por tanto, que la televisión de ninguna manera refleja la sociedad que vivimos sino que, por desgracia en muchos casos, la influye.
He resaltado en negrita aquello que me ha parecido más llamativo, aunque para ser sincera tampoco me sorprenden tantos estos resultados. Yo no soy seguidora de las series de ficción española porque no consiguen captar mi interés entre otras cosa por su falta de verosimilitud.
Resulta reconfortante que mi percepción no está tan alejada de la realidad y se ve refrendada por datos objetivables, y desde luego produce alivio pensar que esta juventud que vemos en estas series nada tiene que ver con la juventud real.