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La foto de la brutal cogida de Julio Aparicio

Lo siento si has llegado a este post buscando la imagen que muchas cabeceras de papel y de la Red publican hoy, porque yo no la voy a publicar, ni siquiera a enlazar.
Y quiero dejar claro dos temas antes de empezar mi reflexión:
1. Yo no soy pro-taurina ni anti-taurina, ni creo que eso tenga nada que ver con este debate
2. Mi reflexión se basará únicamente en el pretendido valor informativo de dicha foto
Llevo dos días escuchando a profesionales del periodismo debatir sobre si esa foto debía publicarse o no. Lo siento, pero en mi opinión esa foto no debería haberse publicado por diversos motivos. El primero de ellos es que hay muchas fotos del momento de esa cogida que reflejan e ilustran a la perfección el hecho noticioso (recordemos, la cogida de un torero), como por ejemplo ésta, que a mi juicio resulta incluso más inquietante, y desde luego no resulta sensacionalista. Recordemos que se supone que nosotros tratamos de informar, no de crear sensaciones o emociones.
Otro motivo desde luego sería el respeto al torero y su familia, que sin duda habrán sufrido lo indecible al encontrarse con la imagen y el vídeo una y otra vez.
He leído opiniones entre las cuales alguna incluso me ha hecho dudar, como la que argumentaba que ésa era la foto del momento preciso y eso le daba su valor informativo. Lo admito, por un segundo dudé, pero luego pensé en otra situación: en la de un asesinato en el que por casualidad (y algo de magia) consiguiéramos captar el momento exacto en el que una bala impacta entre ceja y ceja de alguien, o bien, la foto del mismo pobre desgraciado una vez muerto. Sigo pensando que la segunda foto es igual de informativa, y sin elementos que despierten morbo.
He leído opiniones que decían que vivíamos en una sociedad adormecida y anestesiada a la que no se podía molestar con nada que hiriera su sensibilidad y que había que acabar con eso. Y claro, esto me hace preguntarme… ¿dónde está la frontera?, ¿dónde está el límite? No se trata del “qué”, ya que está claro que había que informar, y si es con una imagen mejor. Pero sí se trata del “cómo” y en este caso creo que nos hemos equivocado de lleno.
Pero lo que no he leído hasta ahora es un sólo argumento que me explique por qué esa foto tendría más valor informativo que la que yo he propuesto. Ni uno solo, aunque lo sigo esperando.
Sin embargo no puedo dejar de pensar en algo… ¿cuántas de las cabeceras que hoy han salido con la susodicha foto en la portada, a todo color e incluso a cuatro columnas, hubieran hecho lo mismo con una foto menos “espectacular”? Yo creo que ninguna. Y lo mismo va para las televisiones… ¿cuántos minutos habrían dedicado a la cogida de no tener las imágenes del preciso instante? Yo creo que ni la décima parte de tiempo.
Cuando esta mañana he ido al bar a tomar un café y me he encontrado en varias portadas la maldita foto, he sentido repulsión, y también un poco de pena. Pena por unos criterios periodísticos que se han desvirtuado hasta tal punto que ya sólo importa vender portadas, y conseguir visitas.
Porque no os equivoquéis: los que han publicado esa foto en portada, sólo querían vender más ejemplares, no despertar conciencias ni denunciar nada.
Money talks.

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