Yo estudié en un colegio de monjas. Concretamente mencionaré a La Milagrosa en Córdoba, porque cuando con 7 años me trasladé a otro lugar, recuerdo perfectamente que en el nuevo colegio lo primero que me preguntaron es que si tenía faltas de ortografía. Por supuesto respondí que no, pero es que eso era lo normal.
Ha sido ya muy de adulta cuando he empezado a tener problemas y dudas de ortografía, y en parte es por las sucesivas renovación de normas que se nos antojan complicadas, cuando no absurdas.
Estoy convencida de que las reales academias de todos los países de habla castellana tienen buenos motivos para llegar a este consenso, pero en la mayoría de ocasiones sólo causan confusión, no sólo en nosotros, también en los otros países. Por ejemplo recuerdo que mi último viaje a Venezuela (noviembre de 2010) coincidió con la reciente publicación de nuevas normas ortográficas. Y cuando yo por ejemplo les decía que pulsaran “control+uve” al principio se quedaban un tanto perplejos hasta que alguien comentaba: “¡Ah! Se refiere a la nueva “be chica”.
La verdad, no sé si algún día me acostumbraré a escribir “guión” o los demostrativos sin tilde… Y ya puestos a cambiar no entiendo por qué mantienen los signos iniciales de interrogación o exclamación (¿¡) que eso sí que prácticamente no lo usamos más que nosotros.
Pero me preocupa a donde (no sé si ahora lleva tilde) nos dirigimos, y por eso he recordado unas diapositivas que llevan años circulando por la Red y que nos dan idea de cómo puede quedar nuestro idioma en sucesivas reformas:
Por lo demás, sólo me queda pediros disculpas por las faltas ortográficas cometidas. Pero pensad que en otro momento no eran tales…