Vale, la audiencia en sí no ha cambiado, sino que ha cambiado la relación de la audiencia con los programas, y ahora además de medir el número de espectadores, hemos de tener en cuenta el impacto en las redes sociales de dichos programas.
Es algo que en España hace Tuitele.tv y en EEUU empresas como TrendRR.tv. Así a priori, uno podría pensar que para la industria televisiva es maravilloso poder saber, prácticamente en tiempo real, la aceptación de un determinado personaje, o de una determinada trama.
Pero no, ¡qué ingenuos somos! Ellos quieren que tú pongas muchas cosas por twitter, y para eso te dan un hashtag. Pero por “muchas cosas” quieren decir “muchas cosas buenas”. Las malas te las callas. Y si no te las callas, las vamos a “relativizar” es decir, pasamos de ellas. O sea, una vez más, la táctica del avestruz, si ignoro tus comentarios es como si no existieran.
Y si no, mirad algunas de las declaraciones en este artículo: Expertos en televisión creen que debe relativizarse el impacto de Twitter sobre los programas. En él, entre otras tonterías, y demostrando un abrumador desconocimiento de la herramienta, se habla del anonimato en Twitter como si habláramos de los IRC de los años 90. En twitter, la inmensa mayoría tenemos nombres y apellidos, otra cosa es que no os interesen.
Los programas de televisión no son “víctimas de twitter”, lo son la pobre calidad de contenido que ofertáis. Antes hacíais los programas para una masa silenciosa que hacía perfectamente su papel de serviros como mero número para la venta de vuestra publicidad.
Ahora de repente descubrís que esa masa no es silenciosa, y que ahora, una gran actividad social, lejos de suponer un buen dato, puede significar un rechazo masivo a un determinado programa.
Pues lo siento mucho chicos, pero éste es el panorama que ya está aquí, y que cada vez será más determinante a la hora de programar y diseñar contenidos.
Y si no, al tiempo.