Leyendo un artículo de Antonio Ortiz no he podido dejar de acordarme de esta clásica cita cinéfila.
No dejaré que ocho millones de comedores de palomitas me digan lo que debo hacer.”
John Wilson / John Huston en “Cazador blanco, corazón negro.
Antonio referencia un artículo del NYT que habla de cómo el análisis de datos puede estar interfiriendo en guiones para adaptarlos al gusto de los “comedores de palomitas” y así tener mayores posibilidades de éxito.
Su labor consisten en evaluar guiones para los estudios con una metodología analítica: compara su estructura y género con las correlaciones obtenidas de películas de éxito en taquilla… y con los fracasos. Adicionalmente lanzan consultas a una base de datos de focus groups con más de 1500 personas.
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No sé de qué me sorprendo. En la actualidad, y en el ámbito de la televisión, diversas empresas, como por ejemplo TrendRR.TV, llevan a cabo mediciones de las audiencias en las que no sólo se cuantifican impactos o menciones en redes sociales, sino la calidad de ese impacto, es decir, si ha sido bueno, malo o indiferente.
La cuestión es cómo va a influir eso en decisiones creativas como seguir adelante con una trama o un determinado personaje. Ya se venía haciendo: si un personaje tenía una buena respuesta, se le daba más protagonismo, o incluso se le crea un Spin-Off, como con el personaje de Addison Montgomery en Grey’s Anatomy, a quién se le creó Private Practice.
Sin embargo, uno de mis miedos, es que la inmediatez que ofrecen las redes sociales con respecto a los sentimientos que genera un determinado producto de televisión, derive en una serie de decisiones rápidas que finalmente perjudiquen el producto. Pero lo peor de todo es que lleven a uniformar las series y los personajes de manera que nos cueste distinguir una de otra. ¿O tal vez está pasando ya?
Me temo que tendremos que hablar largo y tendido sobre este tema, y ver cómo evoluciona el impacto de las redes sociales en los productos audiovisuales.