Está claro que no podemos confundir “amigos” con amigos. O lo que es lo mismo: contactos en redes sociales con conocidos, ni con amigos (de los de verdad).
Pero primero echad un ojo al cortometraje What’s on your mind? de HightonBros:
Siempre hablamos de que hay tres versiones de nosotros mismos: cómo nos vemos, cómo nos ven los demás, y cómo somos realmente. A ello hoy en día tenemos que añadir nuestro “yo digital“, o sea, cómo nos mostramos en redes sociales que, lógicamente, implicaría también cómo nos ven los demás en función de nuestra actividad en las mismas.
Lo que plantea el cortometraje es que la vida no es tal y como la vemos en Facebook, pero la cuestión es que si alguien no lo sabía tiene un grave problema. Lo que me llama la atención es que nuevamente pongamos el ojo en las redes como deformadores o creadores de un mundo irreal cuándo ese mismo comportamiento lo vemos en el mundo real todo el tiempo.
Seguro que tenéis algún amigo/a cuya existencia parece de color de rosa y por cuya vida os cambiaríais en un instante. ¿De verdad pensáis que no tiene preocupaciones ni problemas? Todos escogemos en primer lugar, mostrar la mejor versión de nosotros mismos, pero por otro lado (casi) nadie quiere ser un llorica y estar todo el día quejándose en redes sociales. No sé vosotros, pero yo no me creo a ninguno de esos happyflowers cuya vida es de color de rosa según las redes sociales.
En esto, como todo en la vida, es una cuestión de equilibrio. Yo misma comparto lo que me apetece y me callo lo que no me apetece, o lo comparto de manera fragmentada, con un círculo más reducido. Pero de vez en cuando también me quejo o me lamento de algo en Twitter o Facebook, y no veo nada de malo en ello, ni creo que eso implique empezar a perder contactos. Y si los pierdo, no son contactos de calidad, con lo que bien perdidos están. Os dejo un ejemplo de ayer mismo:
Que nos activen Google Classroom cuando ya ha acabado el curso no es muy práctico, la verdad
— Sonia Blanco (@sblanco) June 25, 2014
Por eso al final es una cuestión de honestidad. Uno tiene la libertad de decidir hasta dónde quiere mostrarse en redes sociales, del mismo modo que nos mostramos ante otros colectivos como los compañeros de trabajo por ejemplo. Pero una vez decidido ese nivel de exposición, uno ha de ser consecuente y equilibrado, y obrar en consecuencia.
Y vosotros ¿creéis que todos somos un poco happyflowers en las redes?
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