Hace cinco años que escribimos de Embarazada a los 16. En aquel momento me pareció un formato divulgativo que sería muy útil para que los adolesentes entendieran las consecuencia de tener un bebé a una edad tan temprana.
Pero hoy cinco años después, y viendo cómo se siguen contando las vidas de las mismas madres no puedo dejar de pensar en esos niños que han nacido y crecido en la MTV. Sé que no se graba durante todo el año, pero a esos niños nadie les ha preguntado si querían ver su vida completa expuesta en la televisión, como si fueran versiones a tiempo parcial de El Show de Truman.
Por un lado el programa ha ido siguiendo la vida de estas madres (y padres) en el transcurso de estos años, y por otro ha ido sacando nuevas temporadas con nuevas madres adolescentes y sus circunstancias.
Ha llegado un punto en que salen a la luz problemas derivados o incluso causado por el propio reality. Por ejemplo: en aquella primera edición, una de las parejas decide dar a su hija en adopción en el régimen de adopción abierta, es decir, que seguirán recibiendo información sobre la niña, fotografías e incluso podrán verla cuando los padres adoptivos lo estimen oportuno. Sin embargo vemos como estos padres adoptivos, con buen criterio, no quieren que se difundan fotos de su hija en las redes sociales, y al padre biológico no le parece bien porque esta niña ha nacido en la MTV y ellos tienen miles de seguidores en las redes sociales que demandan estas fotos (SIC).
Admito que esa escena para mí fue la gota que colmó el vaso. Sigo pensando que el planteamiento inicial del programa es correcto y que podría ser de gran utilidad para enseñar a las adolescentes todo lo que implica tener un bebé. Pero debemos replantearnos cuestiones como el derecho a la intimidad de estas criaturas que no han elegido ser parte de un programa de televisión.
Otros ejemplo sería el de Farrah que ha hecho carrera como estrella porno, o Jenelle, que ha estado en la cárcel o Amber, en rehabilitación, aunque también debemos decir que Maci, en la foto de arriba siguió con sus estudios universitarios como, ironías del destino, social media marketing specialist.
Sin duda son ejemplos de lo mejor y peor de cada situación, pero volviendo a los pequeños, nadie debería crecer ante el ojo público. Nadie puede soportar ese continuo escrutinio. Y desde luego pasarán años antes de que veamos las consecuencias de los excesos que se están cometiendo bajo la excusa del reality hoy en día.