Así se llamaba una película de 1996 protagonizada por Uma Thurman y Jeneane Garofalo. Una comedia romántica dirigida por Michael Lehmann que no hizo un mal trabajo y con el que pasamos un rato agradable.
Y ¿por qué se me ocurre hablar hoy de una película de hace ocho años? Muy sencillo: por la sensación que tuve añoche de que me estaban tomando el pelo mientras veía un capítulo de la serie que emite Telecinco, Los Serrano. Porque una de las subtramas de ayer (la de la cursi niña llamada Teté) era un plagio descarado de la película americana.
Y el problema no está en que lo haga esta serie o cualquier otra. Sino en que cada vez es más habitual que esto suceda en la mayoría de las series españolas, o al menos en las más conocidas.
Para un espectador de alto consumo como yo, que engullo ávidamente la mayoría de las comedias de situación americana, se está volviendo imposible aficionarse a cualquier serie española, por no encontrar más que descarados plagios o, como dirían otros, “homenajes” a los clásicos.
Aparte de los “homenajes” a películas, he visto copias de capítulos de Frasier, Friends, Seinfeld, La niñera… Aunque he de decir en defensa de los guionistas españoles que no son los únicos en realizar esta práctica, ya que una vez, recuerdo estar viendo un capítulo de la celebérrima Friends, y ver claramente como habían copiado alguna situación de un capítulo muchos años anterior de la serie La niñera. Maravillas de la multidifusión.
Aún conociendo la teoría de que sólo hay 18 historias básicas, y a partir de ahí no hay más que variaciones, no puedo creer que los guionistas estén tan agotados como para no poder seguir innovando.
La imaginación al poder (de las televisiones).