Ayer acabaron las clases de los cursos de doctorado.
De verdad que no es humano hacernos ir a clase con este calor y sin aire acondicionado.
El final es ha hecho muy cuesta arriba. Pero hemos terminado con una guinda el pastel: un curso de procesos comunicativos y semiótica general impartido nada menos que por el Dr. Santos Zunzunegui. Todo un lujo sin duda.
La semiótica es algo fascinante. Yo diría que incluso adictivo.
De hecho el primer día del curso le comentaba a un familiar que llegaría tarde a casa y que me esperaba una dura tarde de semiología, y la conversacion fue algo así:
– ¿Y que es la semiología?
– Pues la semiología defiende que todo está en el texto.
– Y si todo está en el texto… ¿por qué no os dan el texto y así no tenéis que ir tantas horas?
De una lógica aplastante.
No obstante han merecido la pena todas esas horas.
Pero aún queda lo peor: terminar todos los trabajos de evaluación de los cursos.
Menudo veranito nos espera a unos cuantos doctorandos…