La CBS acaba de estrenar CSI – Nueva York, que viene a sumarse a sus predecesoras CSI – Las Vegas y CSI – Miami.
En esta nueva versión, el CSI jefe es Gary Sinise, conocido por sus interpretaciones en Apolo 13 o Misión a Marte, entre otras.
Los que me conocéis sabéis que siento auténtica debilidad por la ciudad de Nueva York desde hace años (de hecho ya estoy planeando un nuevo viaje en breve). Así que es muy probable que esta serie me guste. Pero sobre todo me sirve de excusa para hablar un poco de sus hermanas, las cuales sí hemos podido disfrutar ya en España.
Reconozco que de momento “CSI – Las Vegas” es mi favorita con diferencia. En primer lugar nos ha permitido conocer mucho mejor una ciudad que habitualmente no es tan empleada como escenario, ni en cine ni en televisión. Pero sobre todo reconozco mi absoluta debilidad por el personaje de Gil Grissom, mucho más elaborado e interesante que su correspondiente en Miami, Horatio Cane, que parece directamente trasladado de su anterior trabajajo Policías de Nueva York.
Pero sobre todo, la gran diferencia estriba en sus guiones. Los diálogos están mejor elaborados en “Las Vegas” y sus razonamientos hacen creíble la mayoría de sus historias. Por el contrario en “Miami” vemos una y otra vez que la resolución o la pista clave de un caso depende de que algún miembro del equipo conozca un dato tan absurdo como que una determinada especie de cebolla se cultiva única y exclusivamente al sur de Georgia (!)
Este es un recurso absolutamente válido para emplearlo alguna vez que otra, pero cuándo semana tras semana vemos que se recurre a lo mismo, termina por restar credibilidad a toda la serie.
Mención aparte merecen algunas frases de Horatio Cane, dignas de ser recopiladas en algún listado de frases absurdas y descontextualizadas. Me cuesta creer que pueda mantener la seriedad con algunas de ellas.
También la construcción de personajes es mucho más creíble en “Las Vegas”, ya que en principio parecen personajes cotidianos. A saber: un afromericano, una italoamericana, una anglosajona, un jefe talludito y medio sordo, y un médico forense ya mayor y con alguna discapacidad.
Mientras tanto, “Miami” podría ser la versión “metrosexual” de la serie, con todo un equipo de bellezas inteligentes encabezado por “Miss Sureña” y seguido por un modelo anglosajón, un macizo cubano y una médico forense que le habla a los cadáveres. Sin contar con el halo de amargura que rodea al jefe Cane, con la infructuosa pretensión de hacerlo más interesante. Todo un tanto artificioso.
En definitiva, opino que “Miami” es un producto televisivo creado para intentar llegar a un mayor número de audiencia, mientras que “Las Vegas” pretende llegar a un público decidido a pensar con los casos y a intentar averiguar la resolución con sus protagonistas.
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