Decapitaciones, ejecuciones, lapidaciones… Son imágenes que con cierta frecuencia vemos por televisión, criticamos, pero en definitiva nos pillan un poco lejos, aunque aquí hayamos intentando alguna vez llamar la atención sobre el fenómeno de la espectacularización.
Recuerdo que hace unos seis o siete años vomité cuando de improviso me encontré con una foto en un periódico de un un soldado sosteniendo triunfante la cabeza decapitada de alguien. Lamento no recordar si era un soldado israelí que sujetaba la cabeza de un palestino, o viceversa. Qué más da.
Si nos pusiéramos a hacer acopio de imágenes publicadas o emitidas que exceden de lejos la pretensión informativa, nos saldrían muchos tomos de fotografías.
Sin embargo hoy veo un especial revuelo en la blogosfera con la lamentable portada que El Mundo publicó el pasado día 23, incluyendo fotos de cadáveres de la masacre del 11-M.
Al final siempre pasa lo mismo, que nuestros muertos nos duelen más que los del resto del mundo, y por eso parece (y es) especialmente deplorable que El Mundo utilice dicha imágen, con el único objetivo de captar lectores, porque lo hemos dicho y repetido por pasiva, una cosa es informar, y otra espectacularizar.
La publicación de esa imágen no tiene ningún interés informativo. No aporta nada a la noticia, y sin embargo agrede y ofende a las victimas y familiares de aquel atentado. No había necesidad.
El pasado mes de septiembre, El País la fastidió pero bien con la polémica del anuncio del 11-S. Pero era un simple anuncio comercial, con un objetivo claro. Al menos ellos no se han escondido bajo “la pretensión de informar”.
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