Ya era hora. Nuevamente ha sido Dove quién ha desafiado a la industria de la belleza promoviendo una campaña contra los actuales arquetipos de belleza que no reflejan en absoluto a una mujer real. Para ello, han seleccionado como modelos de bellezas reales a una mujer nonagenaria, una joven entradita en carnes, y otra joven pelirroja llena de pecas.
Ya lo habían hecho anteriormente anunciando una crema corporal con mujeres cuyos cuerpos no se ajustaban a la talla 36, y que habían sido escogidas directamente de la calle.
Por primera tuvimos la impresión de que había algo de cierto en lo que se nos prometía. Lo cual es muy difícil de conseguir cuando para anunciar cremas antiarrugas te ponen a chicas de 18 años.
Reconozco que soy bastante escéptica con los milagros de la cosmética, pero al menos me sentiré menos engañada con este nuevo enfoque publicitario. Y desde luego más identificada con las mujeres que nos lo venden.
Por tanto… objetivo conseguido.