Todos nos sentimos compungidos por la declaración de Pilar Manjón en la Comisión de Investigación del 11-M. Y todos alabamos las acertadas palabras que había usado y que sin duda eran fruto de una meditada reflexión.
Sin embargo, desde entonces, no ha dejado de meter la pata una y otra vez. Pero eso principalmente ocurre porque se le está concediento un protagonismo que no sé hasta que punto merece.
Hoy leemos en distintos medios que tuvo la osadía de vetar a un medio de comunicación (¿qué más da cual?) en una conferencia que daba dentro de unos cursos de la Universidad Autonóma de Madrid.
Y aún retumban en mis oídos aquellas declaraciones que hizo con motivo de una manifestación contra el terrorismo de ETA en que ella decidió no acudir porque “no era su tema”. Se ve que hay distintas clases de víctimas del terrorismo y yo no lo sabía.
La cuestión es que, está muy bien que haya organización entre las víctimas del terrorismo (del tipo que sea) y que se conceda la debida relevancia a solucionar los temas que les afectan. Hasta ahí bien.
Ahora bien. Desconozco la competencia de la señora Manjón para formar parte de de una conferencia sobre el tratamiento de los medios durante el 11-M. Que sí. Que como víctima tendrá mucho que decir, pero que se supone que estos cursos son para análisis argumentados e investigaciones serias, y no para reflexiones emocionales, carentes de todo valor científico.
Está muy bien como búsqueda de repercusión mediática, pero desde las instituciones académicas se debería buscar otra visión menos espectacularizante, que ya se encargan los medios del show business.