Cuatro ha estrenado esta serie estadounidense precedida por su fama de ser la “primera” protagonizada en exclusiva por gays. Y es que este afán por ser el “primero” en algo es fundamental a la hora de lanzar un producto televisivo y crear expectación.
Así, ‘Ellen‘ fue la primera sitcom en que alguien confesaba ser lesbiana, ‘Will & Grace’ la primera protagonizada entre otros por un gay, y ‘El mundo L’ la primera serie protagonizada en exclusiva por lesbianas.
Hasta aquí todo bien; perfecto. Es conveniente y deseable que las parrillas programáticas satisfagan a todo tipo de audiencias, al tiempo que sirve para normalizar la situación de colectivos que durante mucho tiempo han sido discriminados.
Pero no veo posible esa normalización cuando esos productos audiovisuales siguen perpetuando los arquetipos más criticados de esos colectivos. Es decir: lo que yo ví el otro día fue sexo, sexo y después algo más de sexo incluyendo a un adolescente que tenía todo el aspecto de ser menor de edad. No sólo mencionado, sino también de un modo tan explícito que me expliqué el porqué de poner esa serie a tan altas horas de la noche. Y así, lo que podría ser un producto que nos acercara más a ellos, se convierte en una sucesión de tópicos sobre el mundo gay.
Y lo que no parecen haber tenido en cuenta es que para que cualquier tipo de serie triunfe, no se puede basar en un único aspecto de una persona. Es decir, si hago una serie de médicos, y solo hablan de medicina, terminará aburriendo a la audiencia no médica. Por eso las tramas de su vida profesional se mezclan con la de su vida afectiva, familiar y social.
Por otro lado es una pena, porque lo ideal sería que una serie como ésta fuera noticia sólo por la calidad de su factura y no por estar protagonizadas por gays, o bomberos o marcianos.
A veces por intentar normalizar una situación terminámos consiguiendo el efecto contrario. Y si no fijaos en lo que sucedió la semana pasada, cuando en un programa de Telecinco entrevistaron a un miembro de la “primera pareja homosexual que ha pedido el divorcio“. Pero vamos a ver: lo normal es que si tienen acceso al matrimonio, también lo tengan al divorcio ¿no? ¿Por qué convertir eso en noticia? Al final, la impresión que deja, y lo que pensarán algunos retrógrados es: “¿Ves? Tanto matrimonio querían para que al final se divorcien”. Y no añadirán la coletilla de “como todos”, porque también en el mundo heterosexual se da la “sorprendente” circunstancia de que las parejas se rompen trás una larga relación pero un breve matrimonio. Este convertir en noticia cualquier movimiento del colectivo gay no ayuda a su normalización, por el contrario los sigue diferenciando.
Me encantaría saber qué opinan los homosexuales de cómo se les refleja en esta serie. Y advierto que seré especialmente cuidadosa en la moderación de los comentarios a este artículo, en los que no permitiré el más mínimo atisbo de ofensa.