Esta mañana he desayunado tranquilamente en la cama, y zappeando me he encontrado con una serie que no me era familiar y me quedé con ella a ver de qué iba. La serie en cuestión es “Tan muertos como yo”, que según la web de Cuatro es no recomendada para menores de 7 años.
La sinopsis: Es la historia de una adolescente muerta y sus problemas para adaptarse a su nueva no-vida y las reglas que tiene que respetar. Bueno, hasta aquí bien, que los niños aprendan que la muerte es algo natural no es nada malo.
El problema llega cuando para mostrarnos la relación entre dos personas se hace a través de escenas de explícito contenido sexual en audio y en vídeo. Después la protagonista afirma algo como: “En vez de tener que hacer esto preferiría sacarme una muela, hacerme una tipología o ir a misa” (No sé si es textual pero casi).
Yo miro el reloj: las 9,30 y me digo: “¿pero no estamos en horario protegido?”. Pues sí, lo estamos, además de protegida, es franja de protección “reforzada” y aprovechando que lo estaba consultando para otro tema me he dedicado a ver en cuánto vulnera esa serie el Código de Autorregulación sobre contenidos televisivos e infancia que se supone siguen todas las cadenas.
Ya os digo yo que no era un documental de educación sexual. Y además nos muestra una protagonista que muestra como un castigo el profesar una religión (sea la que sea), con lo de ofensivo que puede conllevar.
Anda! Si hoy es domingo y la serie empezó a las 9 horas.
Os he puesto lo más básico porque las vulneraciones son muchas más si nos metemos a ver el código en profundidad y sobre todo el apartado de qué puede o qué no puede incluir una serie no recomendada para menores de 7 años.
¿Hasta cuándo va a haber impunidad al respecto? ¿Para cuándo un consejo regulador que sancione adecuadamente?
Y encima la serie es mala, mala, mala.