Hoy correspondería hablar de los Globos de Oro, y de como Dunkerque no se ha llevado un colín. Pero eso no es lo más destacado de esa noche, sino el discurso de Oprah Winfrey empoderando a las mujeres.
Desde que se destaparon los casos de abuso sexual e incluso violación de Hollywood he seguido con mucho interés este tema un tanto sorprendida de que al fin hubiera un rechazo tan contundente por parte de la sociedad, y un apoyo tan claro a las mujeres.
Por fin esa lucha que tantas mujeres anónimas iniciaron y finalizaron por agotamiento ante un sistema que en ocasiones incluso las culpaba, tenía resultados. Tenía visibilidad, tenía una voz, o docenas de ellas.
Con este asunto lo que hemos podido comprobar una vez más, es la importancia y responsabilidad de las personas públicas y de cómo su paso adelante supone una diferencia contundente a la hora de solucionar un problema.
No corren buenos tiempos para las mujeres, ni en EEUU donde están perdiendo derechos, ni aquí, y ya no solo hablando de violencia machista, abusos, sino de que en ocasiones somos ciudadanas de segunda, como por ejemplo con la brecha salarial.
Pero ahora ya no nos callaremos y lucharemos por todos y cada uno de esos derechos que se nos conculcan cada día. Porque ése es nuestro papel como mujeres, el luchar por todas y para todas. Pero como muy bien señala Oprah, necesitamos también de los hombres, de esos que, en algunos casos, son tan feministas o más que nosotras. Porque no podemos dejar que esto se convierta en un problema con un “nosotras” y un “ellos”.
Es un problema de toda la sociedad y que por tanto hemos de arreglar juntos.
Gracias Oprah, por ser siempre la primera en ponerte al frente y utilizar tu imagen, tu visibilidad y tu credibilida para estas y otra causas. Qué falta nos haría aquí una Oprah…