Hoy publica el Diario Sur un artículo donde se habla de que los forenses no consideran a un violador como un enfermo mental.
El lado bueno es que al no ser considerado un enfermo mental, se le juzgará como el delincuente que es. Sin embargo, para una neófita en temas forenses como yo, no deja de ser llamativo que un violador no sea considerado enfermo mental.
Porque ¿qué clase de mente sana puede disfrutar con el sufrimiento de otro? Lo siento, pero escapa a mi pobre entendimiento.
Pensaba lo mismo cuando leíamos de la operación contra la pedofilia de hace unos días. Como puede una mente sana encontrar placer ante el sufrimiento de un ser vulnerable e indefenso?
Pero tampoco sé si la cárcel es la mejor solución para este tipo de delitos. Ya que es bien sabido, que el violador es un delincuente reincidente. Para colmo de males, suelen conseguir reducción de pena por buen comportamiento porque ¿cómo demonios se va a portar mal un violador en la cárcel?
Hoy en día pocos piensan que la cárcel sirvan para reinsertar a un delincuente común en la sociedad. En la mayoría de los casos, lo único que consiguen es empeorarlos. Seguro que todos estamos de acuerdo en que un agresor sexual no debe estar en la calle. Pero las autoridades competentes deberían replantearse si la cárcel es la mejor solución para este tipo de delitos.