El mundo del periodismo y sus profesionales ha sido largamente retratado desde el principio de la historia del cine. Por citar algunas de las más conocidas, ya en 1934, Clark Gable representaba el arquetipo de periodista deosorganizado, galante, un poco pillo y fiel al axioma de “No dejes que la verdad te estropee una buena noticia”, en Sucedió una noche de Frank Capra. Cary Grant perfeccionó el personaje en Luna Nueva, junto a Rosalind Russell, en 1940, dirigidos por el genio Howard Hawks. Y eso por no hablar de la magistral obra de Billy Wilder, en 1974, Primera Plana, con Walter Matthau y Jack Lemmon.
Todas las películas mencionadas anteriormente pertenecen al género de la comedia, que no es el caso de la cinta de la que hablamos hoy El precio de la verdad, si bien pudiera parecer de risa que algo así ocurra en un medio de tanto prestigio.
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