Así reza la maldición gitana con la sabiduría propia de los pueblos ancestrales, ya que por más que uno gane un pleito, el simple hecho de pasar por él es castigo más que suficiente… O eso pensaba yo.
En estos días, a mis taitantos, y tras diversas vicisitudes albañilísticas, he pasado estas dos últimas semanas por una tortura sólo comparable a la más cruel de las torturas inquisitoriales: “un chapuzas en casa”
En realidad no ha sido uno, sino una sucesión en cadena, y temblando están mis huesitos de pensar que aún quedan por venir los pintores. Y es que una contrata un seguro respaldado por una gran entidad bancaria pensando que cuanto más fuerte, más probabilidades tiene uno de conseguir un buen servicio. Craso error, cuánto más grande es la empresa más deshumanizada está y más ineficaz es.
Pero, y nunca mejor dicho, metámonos en faena. El primero de los chapuzas: el fontanero. Alguien cuyo coeficiente cociente intelectual está muy lejos de alcanzar los tres dígitos, y que, a pesar de haberle especificado claramente dónde estaba la avería, prefirió dejar la casa como un queso gruyere, haciendo agujeros a diestro y siniestro, sin más explicación que: “es que hay que buscar“.
Superado el disgusto del fontanero, y tras unas cuantas sesiones de meditación trascendental, recibimos al albañil, un extranjero sin cualificación que no entiende cuál es el problema de cortar losetas en un espacio reducido, aunque ello suponga dejar la casa como si hubiera estallado una bomba nuclear.
Por si esto no fuera poco, el albañil rompió lo que el fontanero había salvado milagrosamente, y nosotros ya no sabemos como llamar al jefe para explicarle que creemos que estamos siendo víctimas de un programa de cámara oculta.
Lo dicho, llevamos dos semanas, y el albañil no ha terminado, y ha de volver el fontanero, y aún quedan los pintores…
¿Sobreviviré? Está aún por ver, lo que sí tengo claro es que la que no sobrevive es mi póliza de seguro con La Estrella, que por supuesto será debidamente cancelada a su vencimiento
14 comentarios en «“Pleitos tengas y los ganes”»
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Bufff, te acompaño en el sentimiento…
Por cierto se te escapó “visicitudes” en lugar de vicisitudes 😉
Salu2
Normal Cek, si es que me tienen loca perdida 😉
Gracias por la corrección.
Uff, que me vas a contar. En mi casa también pasaron unos “cafres” similares y se cargaron un montón de baldosas. 🙁
Mucha paciencia y suerte. 🙂
No, el capítulo de jardín se lo dejo a mi hermana, cuyo jardinero desapareció hace casi un año sin dejar rastro.
Pero querida Ayla, ¿es que las chicas no podemos estar interesadas en el bricolage? 😉
Espero que no tengas una casa con jardín… Los jardineros también tienen tela…
Y como a tu marido o a tu padre le guste Bricomanía tienen todo un campo de pruebas, que tampoco es poco 😉
Sonia reconoce que quien pasa por un Carrefour y se queda mirando la sección de herramientas buscando algo que muchas veces no sabe ni para que es ni para que sirve, tiene herramientas que no sabe ni usar y como dice Ayla deja restos de sus “hazañas” por todos los rincones, son mayoritariamente hombres 😀
Como muestra:
http://www.granhumor.com/videosseries/Videos/Brico3.zip
Salu2
Es increíble lo que se parece lo que cuentas a lo que viví yo. Pero lo mío era “sólo” con una caldera de calefacción. Cuando se pase todo, no olvides darte de baja de La Estrella. En mi caso fue lo más surrealista del asunto. Con cuatro papeles pueden organizar un lío mucho mayor que tu fontanero espeleólogo.
P.S. Te votaré más veces. Como a Cek. No por mujer ni hombre. Porque me gusta leeros. La discriminación positiva, que entiendo y apoyo a nivel social y laboral, me parece que nada tiene que ver con la calidad de un blog. Y que afortunadamente las que escribís y leo en los blogs no necesitaís para nada un apoyo feminista que os equipare a los hombres. No sea que os tengáis que bajar peldaños. 🙂
Claro que podemos estar interesadas en el bricolage, pero, normalmente son los “hombres” de la casa los que se las dan de machitos construyendo estanterías inútiles, y luego lo dejan todo por medio…
Reconozco que hay numerosas excepciones.
Claro que podemos estar interesadas en el bricolage, pero, normalmente son los “hombres” de la casa los que se las dan de machitos construyendo estanterías inútiles, y luego lo dejan todo por medio…
Reconozco que hay numerosas excepciones.
Es que por poco me hago pis de la risa.
Mamà me lo habia contado pero a ella todavia el ramalazo humoristico no le habia tocado, y es que hay que tomarselo con mucha filosofia para poder sobrevivir.
PS: el jardinero no ha vuelto:)
Bueno, en mi casa que yo recuerde hicieron mis papis obras al entrar a vivir,o sea, más que nada lo sé porque me lo han contado. Y luego sólo chapuzas y por eso mismo son las peores porque el manitas del barrio que es un cascarrabias pues con los años va a peor y no se le puede decir ni mú se tiró no se cuanto tiempo pa 1 tontería y casi nos estropea otras cosas:la cocina,donde hacia de fontanero,tirar las losetas porque con el tiempo están abombadas y el water).
2ºLa vecina de encima, la del 3º es una abuela mu ocupada que no para en casa y se dejó los grifos abiertos un verano que cortaron el agua y nos ha llenao de humedades.Encima el verano pasao se le rompió el calentador y también hubo agua!!!
3ºAhora con el buen tiempo que es necesario abrir las ventanas no podemos porque hay 3 obras a mi alrededor:1 en la calle y 2 en mi bloque, los vecinos nuevos de la del 3º y la del 1º. Esto supone que haya polvo y suciedad por todas partes además de ruidos.
Yo tendré poco coeficiente intelectual… pero al menos se que bricolaje se escribe con “j” y no con “g”, jejejejeje
Se dice Cociente intelectual y NO coeficiente porque, precisamente, éste índice es una división.
Estas cosas por lo que veo son mas frecuentes de lo que pensaba. Mi caso con un albañil: http://www.vecinos.com/me_la_lio_parda