Todos sabemos qué es la televisión, y cuál es la programación qué nos castiga cada día. Así que muchos nos refugiamos en la ficción para huir de la telebasura, la desinformación y la simple banalidad.
Así, nos atiborramos de series que nos llevan a otros mundos, a otros momentos, unos más reales que otros pero que en cualquier caso nos encandila durante 30 o 40 minutos.
Sin embargo, en muy pocas ocasiones (contadas con una mano), puedo recordar las veces que sentí verdadera emoción ante un producto televisivo. Y fue anoche viendo el capítulo nueve de En Terapia, otro estupendo producto de HBO que, si no calculo más, lo podréis ver el próximo jueves en Fox en la media noche.
Ya he comentado por algunos sitios que es una serie que me encanta, entre otras cosas por su concepción tan teatral de un simple escenario en el que transcurre el noventa por ciento de la acción, demostrando así que no hace falta una gran producción, ni grandes efectos especiales, para hacer un producto atractivo y de calidad.
Pero lo de anoche superó todas mis expectativas con una actuación de Kate (Michelle Forbes), la esposa de Paul (Gabriel Byrne), capaz de derretir al hombre de hielo. Ver a aquella mujer con la voz rota por la emoción intentando que no se le notara fue simplemente estremecedor. Sólo por esa escena deberían darle un puñetero Emmy, porque fue toda una lección de interpretación de las que se te quedan grabadas en la retina.
Pero ya estaba enganchada a ella antes de esa serie. La serie está estructurada para ver a diario, ya que cada día el psiquiatra atiende a un paciente determinado, y así vemos los lunes a Laura, los martes a Alex, los miércoles a Sophie, los jueves son para el matrimonio Jake y Amy, y los viernes es cuando Paul acude a terapia, con la increíble Dianne Wiest, pero no os cuento más para que la veáis.
Por esta esctructura, en ocasiones existe la tentación de saltar capítulos para ir a la semana siguiente, como a me pasó a mí con las dos primeras semanas de Sophie. No obstante os recomiendo que la sigáis cronológicamente para disfrutarla completamente (a ser posible en versión original).
Pasar de ella no es una opción, porque os perderéis uno de los mejores productos televisivos de los últimos años.
Hola Sonia,
Precisamente acabo de engancharme sin solución a esta serie, tras ver sólo 5 episodios, que me han sabido a poco. Me ha encantado tu post y estoy totalmente de acuerdo con lo que dices de que no es necesaria una gran producción para hacer una serie estupenda, y que tampoco pasa nada porque todo sea diálogo. La clave es hacerlo bien y Rodrigo García a mí ya me ha conquistado.
Un abrazo,
Teresa Bellón
Un golpe de aire fresco para la televisión demostrando que sólo hace falta talento de actores, un buen guión y el alma humana en carne viva. Sobre todo resulta todo muy familiar , muy real cuando se ha pasado por esa situación como paciente y la serie constanta la falta de todo efectismo y de piruetas de sentimentalismo barato para captar la atención del espectador. El milagro es hablar y que la persona que tienes enfrente empatice contigo, que sepa respetar los silencios, la angustia y el “no puedo con la vida” como hace Paul. Y lo más interesante: Paul también tiene conflictos, porque por encima de ser un buen profesional es una persona y tb necesita que le escuchen. En resumidas cuentas: la vida es un conflicto y la mejor forma de solucionarlos los mismos es enfrentándose a ellos. Magistral la terapeuta que escucha a Paul. El inconveniente: la hora. Por favor, que cambien el horario. Difícil seguirla cuando te tienes que levantar a las siete de la mañana.