Los eufemismos de la clase política siempre me han molestado. Me dan la sensación de que atentan contra la inteligencia de los ciudadanos. Y lo que al principio era algo excepcional y casi anecdótico, ha terminado convirtiéndose en la norma.
Pero lo que ya no puedo comprender es que los medios de comunicación entren al trapo y reproduzcan esos eufemismos constantemente, cuando en su labor de mediadores y constructores de la realidad social deberían explicar el verdadero significado.
La población no es tonta, pero nadie está libre de las sensaciones que el lenguaje nos provoca. Por ejemplo, no es lo mismo que yo te diga que eres un imbécil a que te diga que te estás comportanto como un imbécil. Tú lo percibes de una manera distinta, porque tiene un significado distinto.
Con los eufemismos políticos es exactamente igual. Se utilizan para que la expresión no sea tan dura, sólo que en este caso, nos engañan: A saber:
- Crecimiento negativo: Mi favorita. Ni siquiera es correcto. Un crecimiento negativo es una DISMINUCIÓN.
- Flexibilidad laboral: Algo flexible es algo que se estira y se encoge. Pero en este caso, la flexibilidad laboral sólo hace referencia a una mayor facilidad en los despidos, o a un empeoramiento de las condiciones laborales. O ¿conocéis a alguien a quién esta flexibilidad laboral le haya supuesto una mejora en sus condiciones de trabajo?
- Racionalización de recursos: Más de lo mismo. Racionalizar significa mejorar los asignación de recursos lo que debería implicar aumento o disminución según los casos. Pero al final racionalizar se refiere siempre a disminuir los recursos.
- Copago sanitario: No perdona, yo ya lo pago cada mes en mi nómina. ¿Por qué lo tengo que volver a pagar? En realidad es un repago.
- Daños colaterales: No estamos en guerra con nadie, ahora mismo. Pero no me digáis que no tiene tela el decir daños colaterales, cuando en realidad son muertos inocentes.
- Cese temporal de la convicencia: Los duques de Lugo se han separado, y el mundo sigue girando.
La cuestión es que estoy dispuesta a aceptar que los políticos nos traen como a críos y nos sigan endulzando la realidad, pero no estaría de más que los medios dejaran de seguirles la corriente y llamaran a las cosas por su nombre.
¿Qué otros eufemismos se os ocurren?
El siguiente paso al eufemismo (y de mayor gravedad) es la negación de la evidencia, lo que hasta la fecha vino siendo mentir (como Rajoy y la nómina de Barcenas)
A otro nivel superior ( o como lo puertos en el tour: fuera de categoría) aún queda el discurso inconexo y caótico, en el que el parlanchín de turno ( sin tener palabrería escrita) se lanza a hablar sin conectar neurona alguna y produce elementos sintagmáticos que parecen querer decir o referirse a algo pero que si es analizado no encontraréis sentido ni al ejercicio de escucha. Pondríamos como ejemplo a Carlos Floriano.
Recuerdo el caso de un periodista amigo que haciendo prácticas llego a contarme que él al político ya ni le preguntaba ni le prestaba atención, sólo conectaba la grabadora y cuando terminaba, cortaba.
Lamentablente en ninguno de los casos parece que el juicio de los ciudadanos llegue. Y sí encima unimos la sumisión de medios al poder nos encontramos con la situación irreversible del país.
Y sí, salvo rara avis, las empresas periodísticas tienen objetivos por encima de su función social. Desde la invención de la imprenta la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta, Correa dixit. Y si no ya sabes: la flexibilidad laboral puede llevar a un crecimiento negativo de tu nómina o bien dentro de la racionalización de recursos puedas encontrarte con un cese temporal de la relación como daño colateral.
Y al final el periodista se asemeja más a un copy que a lo que supuestamente es.