No sé si salgo del zapatero, la despensa o el altillo, pero tenía que confesarlo: soy heterosexual. Ironías aparte, admito que jamás he entendido muy bien esa necesidad de salir del armario por personas cuyo trabajo está más que reconocido, como es el caso de Alejandro Amenábar, cuya homosexualidad me importa más bien poco, a excepción del hecho de que tenemos un hombre inteligente menos disponible.
Algunos malpensados dicen que resulta sospechoso que este artículo salga justo cuando empieza la Mostra de Venecia donde se estrena Mar adentro. Sin embargo yo no creo que este director necesite de estos burdos trucos para conseguir publicidad, pues los éxitos de sus trabajos anteriores hablan por él.
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Lo que nos vamos a reir…