Político ¿por dinero o por vocación?

El otro día oía en una tertulia radiofónica como un oyente se quejaba de que la nueva alcaldesa de su pueblo, en cuanto había jurado el cargo, la primera medida había sido subir el sueldo suyo y de sus concejales.
Es una queja habitual. Lo que no me parece tan normal es que otro político salga en su defensa diciendo que con si no se tienen sueldos dignos no se puede trabajar bien.
Veamos…

Probablemente soy muy ingenua, pero se supone que uno entra en política por vocación y no por dinero. Al menos ése es el típico de político al que me gustaría votar. Aquel que dedice dedicarse a esto porque piensa que puede ayudar a mejorar su pueblo, su ciudad o su país.
Recuerdo vagamente una película en que alguien le decía a un médico novato que debía decidir si quería ser médico por dinero por vocación, y sólo entonces sería un buen médico.
Me parece perfectamente extrapolable al ámbito de la política. No me vale que me vengan con milongas de que entonces no se pueden contratar a buenos profesionales. Para eso ya están los presupuestos, y como no, los profesionales.
Si lo llevamos a su extremo entonces podríamos decir que lo mejor sería contratar a un grupo de gestión empresarial que sacara el país adelante, y no necesitaríamos elecciones. O sea: Sólo habría una especie de Consejo de Dirección que seleccionara entre una sería de ofertas que concursarían por gobernar el país. ¿Que no lo hace bien? Pues se le rescinde el contrato y se contrata a otra nueva. Y nada de aguantarlos cuatro años hasta la siguiente cita electoral.
Sí. Ya sé que es una idea absurda. Tan absurda como que un politico me diga que si no es con un buen sueldo no puede hacer bien su trabajo.