En estos días se habla de las medidas que ha tomado la cadena Tele 5 para controlar la emisión de contenidos que puedan vulnerar los derechos de los menores, en especial en el horario que más les afecta, o sea de 06.00 a 22.00 horas.
La frase de Paolo Vasile al respecto de las medidas a tomar no tiene desperdicio:
O sea, que no es que estemos interesados en hacer televisión de calidad, sino que queremos evitar sanciones o medidas judiciales que nos puedan fastidiar la cuenta de resultados.
Y conste que cualquier medida que haga descender los niveles de telebasura me parece fantástica (y no empleo esa palabra por casualidad). Pero no entiendo muy bien tanta preocupación por los menores y ninguna por los mayores.
¿Es que no tenemos derecho a que dejen de atentar contra nuestra inteligencia? ¿Es que los adultos no tenemos derecho a una programación de calidad?
Fuente:
Tele 5 establece 21 normas para controlar los programas…
Bueno… no.
A lo único que tenemos derecho es a usar el mando a distancia, a apagarla y poco más.
De todas formas la televisón de calidad es un imposible por si mismo, a no ser que sea temática o a la carta.
La calidad depende de la actitud de quien la ve. Si a la gente no le importa consumir este tipo de programación, y no apaga la tv y busca otra forma de ocio, las cadenas seguirán incrementando audiencia, anunciantes, y por lo tanto dinero.
Una tv dirigida a una mayoría, sin opción a modular la información por parte del espectador, siempre será mediocre (pues tenderá a la media).
Pero no te creas, pasa lo mismo con la restauración (si quieres barato al burguer, si no págalo) y cualquier otro servicio o producto expuesto a un sistema de mercado.
En el sistema lo importante no es el producto en sí, ni sus cualidades, si su funcionalidad. Lo imprescindible es que sea vendible, ya puede tratarse de bolsitas de aire.
Los niños merecen ser protegidos, para el sistema son ciudadanos de segunda. No producen, luego no tienen dinero, luego no consumen voluntariamente, luego no pueden ejercer ningún tipo de fuerza en el mercado. Por lo tanto, deben ser protegidos. (Ojo, para el sistema, no para mí)
¿Quieres un producto de calidad? Cambia el mundo, yo te apoyo. El problema es si al final conseguimos la utopia para darnos cuenta que también nosotros estabamos equivocados.
Se supone que los adultos tienen criterio y pueden decidir si quieren o no quieren ver la tele. En caso de querer ver la tele, también se les supone capaces de decidir qué canal mirar.
La capacidad de tener criterio propio es una característica que define el estado adulto y actualmente ver la televisión no es obligatorio.
Respecto a telecinco, parece que frecuentemente se deja llevar por la frescura de lenguaje y se olvida de tener cuidado y escrupulos.
Y lo que demuestran todas las cadenas de televisión es que no faltan limitaciones, lo que faltan son alternativas.
Muy desafortunado lo de “¿quién protege a los adultos?” Cada vez que el estado me dice que me va a “proteger” de algo, me entran escalofríos.
“Se supone que los adultos tienen criterio” (traductor), pues es mucho suponer, a las pruebas me remito que los mayores ‘ratios’ de audiencia esten en la telebasura, llamese programas del ¿corazon?, llamese granja o piso o isla, la gilipollez y el ponerse verdes los unos a los otros es lo que vende, a la gente le interesa poco la buena musica, los buenos programas, los buenos/no tan buenos libros o lo que sea poner a funcionar la neurona, somos (salvese el que pueda ) unos vagos mentales, a poca gente le interesa noticia alguna sobre la LSSI, los motores alternativos (de hidrogeno o aire comprimido), los canones que pagamos por lo que sea, etc.
La mayoria sigue el prototipo Homer Simpson y poco mas, que le vamos a hacer, y de eso se aprovechan las TVs, y no cambiaran ni haran nada si la gente sigue siendo como hasta ahora, unos panolis apalancados.
Siento ser tan pesimista sobre el futuro, peor es lo que veo.