Me han pedido en un par de ocasiones que hable de El Secreto, y como aquí aceptamos peticiones del lector vamos a ello.
El lector habitual sabe que no soy nada fan de los realities, pero que tampoco soy una fundamentalista que quiera meterlos a todos en la hoguera… sólo a la mayoría. Es decir, alguno se salva. Y aunque me cueste admitirlo creo que el Secreto podría entrar en este minúsculo grupo de realities que no sólo no atentan contra la inteligencia del espectador, sino que además incluso tienen algo destacable.
Ví el primero de Joaquín Torres, casi hasta el final. y me sorprendió la generosa donación realizada. Pero sobre todo me agradó que no se hiciera mella en las partes más duras de la historia (como en su decaimiento al pensar en su hermano), y se pusiera el acento en un discurso más normalizado, como diciendo: “Esto no es un drama, es el día a día de mucha gente, sin más”.
Me perdí el segundo, porque me despisté, pero anoche, a pesar de que tampoco fuera mi oferta favorita, decidí verme la edición de Marco Aldany para poder escribir este artículo. El caso de Marco es muy distinnto. Mientras que Torres es un empresario superhipermegapijo, o sea, no? Marco parece un chico más normal, y desde luego no tan acaudalado como el primero, inmerso en un mundo de lujo y glamour reservado para unos cuantos privilegiados.
Sin embargo Marco, aún habiéndose hecho con un buen capital, sigue manteniendo unos ciertos niveles de normalidad y, como se vio, en el programa buscó el modo de poder ayudar haciendo lo que mejor sabe hacer, que es poner guapa a una mujer. Esto que puede parece baladí no lo es. Para mujeres que ya llevan ya una pesada carga emocional encima, y que su aspecto es la última de sus prioridades, el verse atendidas, mimadas y embellecidas puede suponer un cambio importante. Y si no decidme “chicas” ¿cuántas de vosotras no vais a daros un capricho cuándo os sentís mal? Unas se compran zapatos, perfumes… otras van a la pelu, y en mi caso son las barras de labios. Últimamente no tanto, pero nada me anima más que comprarme una bonita y cara barra de labios.
Sin embargo en mi opinión lo más significativo de ayer fue el hecho de que las donaciones y ayudas ofertadas por Aldany se centraran en la formación y preparación de esas personas en apuros (o de sus hijos), más que en un apoyo económico directo. Darles dinero es darles apaño temporal, darles un pescado. Mientras que darles formación es darles un futuro, enseñarles a pescar.
Por ello y pese a su cuota de espectacularización (que no es para echarse a llorar), creo que el Secreto tiene más aspectos positivos que negativos. Y puestos a aguantar realities prefiro éste a otros muchos.
No obstante no le auguro un buen futuro, y por algún lado que están teniendo dificultades en encontrar nuevos filántropos dispuestos a pasar una semana de incógnito como voluntarios, y sobre todo dispuestos a rascarse el bolsillo después, porque hay que admitir que se ha puesto un listón muy alto.
Como decía Terry Pratchett, “dale una cerilla a un hombre y tendrá calor un rato, préndele fuego y tendrá calor el resto de su vida”.
Nada más, ese es mi aporte. Es que cada vez que leo lo de la caña y el pescado, tengo que citar esa frase de Pratchett, no puedo evitarlo.
Me perdí el último pero no puedo evitar pensar que este tipo de realities es mucho más espectacularizante que “Gran Hermano”. El primer capítulo no tanto, pero el segundo me dio un poco de verguenza ajena, con el empresario forrado hasta las cejas y regalándole a una inmigrante un simple somier con un colchón mientras en off se escuchaba la narración. Parecía aquello un lavado de conciencia del pobre empresario rico que por un día quiere hacer el bien.
Algún día hablaremos largo y tendido de los realities con muy mala fama que yo creo que tampoco son para tanto. En concreto, creo que “”Operación Triunfo” cuando lo emitía TVE (antes de que Tele 5 lo convirtiera en el programa ese que los martes se emite entre los anuncios) era un muy buen formato de realitie: daba espectáculo, no era sensacionalista, los concursantes tenían talento y daba buen rollo. No veo nada malo en ese formato de realitie que ahora está de nuevo en auge con “Fama” …..
Pero bueno, es que esto de los realities da para rellenar millones de blogs.
Un saludo
Aunque no desde el principio, yo vi el de Marcos Bellvis:
http://bit.ly/vgZbO
Me gustó. Sobre todo porque percibí que quienes vivimos con comodidades tenemos mucho que aprender. Aprender a valorar lo que tenemos y aprender a disfrutar compartiendo.
Mientras la mayoría de los realities se aprovechan de las bajezas humanas, me pareció entrever uno nuevo que intentaba fijarse en los valores humanos.
Evidentemente un programa de estas características tiene que estar preparado: hay que realizar un guión, preparar un layout, etc., etc.. Esto hace difícil la espontaneidad y otros asuntos. Tampoco somos amigos de autopublicitar nuestras virtudes… pero todo esto es inevitable. El caso es que el programa logró calarme; te hace pensar sobre dónde estás tú y dónde los demás; te hace reflexionar sobre lo que tienes y sobre quién eres. Es una pena que no haya podido ver nuevas ediciones, porque estoy seguro de que este formato da juego, aunque -como tú- le auguro (por desgracia) poco éxito.
Últimamente abundan los programas de tipo social entre los que figuran Callejeros, Viajeros, 21 días, Madrileños…, donde se ponen de relieve diferentes culturas o también diferentes ambientes sociales, de barrio, etc.. No estoy muy puesto en canales, pero creo que Cuatro y La Sexta son los que han dado el pistoletazo de salida y al mismo tiempo están impulsando este tipo de programas que trata de abarcar todas las formas posibles con El Secreto, Ajuste de Cuentas, Supernanny, Hemano Mayor,…
Hay quien les aplica a estos programas el calificativo de “Autoayuda”. Yo los califico como de temática social y me evocan un poco una tendencia parecida que sitúo allá por los años 80.
Se me antojan como buenos porque te dibujan la realidad social en medio de la que vives, te permiten ver desde las butacas el escenario en el que tú mismo actúas. Aunque en ellos no falten momentos que no me satisfagan mucho que digamos, les aplico un valor positivo y les auguro un futuro, al menos a medio plazo. Por otro lado son auténticos programas de tipo ‘reportaje’, donde el periodista, el guionista, el fotógrafo, el reportero y otros muchos oficios relacionados con ‘los medios’ pueden recuperar una identidad gastada o perdida.
Creo que las cosas no sólo se solucionan con una caña de pescar, sino cambiando el sistema que causa las injusticias.
Si resulta que por ser gitana ¡por ejemplo! nadie te enseña a currar, excepto una ONG y a una hora tardía, sigue existiendo discriminación.
El programa no refleja el activismo: la lucha de muchas organizaciones no sólo por dar asistencia y recursos a muchos colectivos, sino por cambiar las estructuras que provocan que les tengan que ofrecer estos servicios.
estupendo lo que hizo Marco Aldany, y creo que el no pretendia ser espectacular con lo que hizo, pero fue lo mejor, asi es que se ayuda ..enseñando a trabajar y proporcionando los medios.
muy majo y ademas es hermosos.
Felicidades Aldany.
Yo pienso que también en el capitulo de Joaquin Torres aunque entre otras cosas dió dinero, en realidad era una donación para que realizasen la labor las personas que si saben pescar y tienen tiempo, lo que pasa es que sonroja un poco que alguien pueda donar tanto dinero, pero también que tenga la capacidad de donarlo reconforta mucho y hace volver a creer en el ser humano en estos duros tiempos que vivimos.
Me gustaria saberpara cuando el proximo SECRETO ,muchas gracias.
RITA BLANCO