Periodistas opinando en redes… ¡Habrase visto!

La semana pasada hubo un buen revuelo con el anuncio de la BBC de que propondría a sus periodistas que se abstuvieran de emitir sus opiniones política… en sus propias redes sociales. Algunos artículos hablaban incluso de prohibición; y está claro que a pesar de ser un tema muy controvertido, sin duda merece un debate y una reflexión que probablemente se alargue en el tiempo.

Carlos G. Cano de SER me pidió mi opinión al respecto, y la resumió estupendamente en este artículo junto con la de otros compañeros.

Permitidme aquí que piense un poco en voz alta y amplíe lo allí expuesto, porque considero que hay unos cuantos puntos a tener en cuenta.

1. La libertad de expresión no es negociable

Estamos de acuerdo en que los periodistas tienen derecho a su libertad de expresión. Faltaría más. No obstante hay muchas profesiones en que uno debe reservarse su opinión político en un ámbito público. La de militar, por ejemplo. O pensad en un profesor de un colegio católico; que también se callará muchas cosas. Por tanto no estaríamos hablando de prohibición, sino de algún modo de autorregulación. Todos los trabajos tienen algún tipo de limitación. Le comentaba a Carlos otro ejemplo de periodista que puede ver “cercenado” su derecho a la libertad de expresión. Imaginad un director de comunicación de una compañía aérea con miedo a volar. Podría pasar. ¿Lo veis publicando vídeos de lo inseguro que es viajar, o de accidentes aéreos? Pues claro que no. ¿Es autocensura? Más bien un poco de sentido común.

A fin de cuentas los periodistas están para contarnos qué sucede, el porqué, el cómo, el cuándo y el dónde. Para opiniones políticas están los columnistas, tertulianos y demás fauna. Separar información de opinión es una máxima del periodismo riguroso, y un periodista de información emitiendo opiniones políticas va a ver cuestionada su imparcialidad en la información sí o sí.

2. La BBC no es sólo un medio público

La BBC es el medio público por excelencia. Al que todas las televisiones públicas les gustaría parecerse, sobre todo en su presupuesto. Aspirar a la imparcialidad no es sólo su derecho, es su obligación. Así que entiendo su preocupación, porque a los periodistas en redes se les identifica con su medio, lo digan o no. Lo amplío en el punto 3.

Pero dejadme añadir, que además un medio público no es comparable a un medio de titularidad privada por lo que las condiciones pactadas con sus trabajadores tampoco han de ser las mismas.

Por poner un ejemplo: No sé si sabéis que los presentadores de informativos de TVE española no tienen permitido hacer publicidad de ningún tipo, mientras que vemos como otros presentadores hacen anuncios de seguros, bancos, caldos, e incluso cremitas faciales (este último de Mónica Carrillo, a la que deseo una total recuperación, pero que no quita que este spot sea especialmente vergonzoso y cuestionable al mezclar su integridad periodística con la eficacia de la crema). Y sin embargo nadie ha puesto el grito en el cielo por el perjuicio económico que esto supone para los presentadores del ente público.

3. Periodistas en redes y sus seguidores

La inmensa mayoría de la población “civil” que sigue a periodistas en Twitter u otras redes, lo hace porque siguen su informativo de televisión, su programa de radio o leen su artículos en el periódico.

Es decir, en la mayoría de los casos a los periodistas se los conoce a través de sus medios. Luego esta relación es inequívoca e inevitable. El periodista por tanto, obtiene visibilidad a través de su medio, y viceversa, no lo olvidemos. De hecho vemos como muchos periodistas comentan y enlazan otras noticias de sus medios. Es una relación de la que ambos se benefician.

Pero cuando hay beneficios puede haber también perjuicios. Y esto es lo que está ocurriendo con la BBC y sus periodistas, que ve perjudicada su imparcialidad cuando sus profesionales emiten sus opiniones políticas, a pesar de hacerlo en sus propias redes sociales.

4. Resumiendo…

Prohibir no. Prohibir está mal. Pero sin duda éste es un tema que merece debate, reflexión, y que probablemente necesite de un acuerdo explícito entre medios de comunicación y sus trabajadores; y el uso del sentido común por ambas partes.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando es porque acepta de las mencionadas cookies y nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies