Escandalizada estoy por el escándalo de los escandalosos carteles de Diario de una ninfómana. Es decir, estoy escandalizada de que algún idiota tenga el poder suficiente de censurar un cartel de cine bajo la premisa de que es una acción publicitaria de “dudosa legalidad” y “gratuitamente provocativa”.
A mí por el contrario me parece de dudosa legalidad que se pueda dejar en manos de un descerebrado semejante decisión, ya que a nada que el señor haya leído más allá del Marca o el Qué me dices (con mis respetos a los lectores de ambas publicaciones), habría podido tener conocimiento de algunas otras campañas que pudieran resultar mucho más provocadoras, y en cine podríamos hablar incluso de irreverentes, y no por eso han sido censuradas.
Las imágenes en cuestión son éstas:
Desde luego es que hay que ser palurdo, pero palurdo. Pero al menos le va a facilitar a la película una publicidad gratuita que no se esperaba y que parece tampoco deseaba.
Aquí os dejo la carta que el director de la película ha remitido a los medios: