Para que luego digan que la televisión no es importante como medio medio propagandístico. No ha sido hasta que ambos candidatos se han enfrentado cara a cara ante las cámaras, que John Kerry ha conseguido adelantar a George W. Bush en los sondeos.
Ya comentaba Ugarte en su blog, que a Kerry le podía pasar lo mismo que a Ronald Reagan en 1980, cuándo fue en todo momento por detrás de su contrincante Carter en los sondeos, hasta que llegó el primer debate televisivo y convenció al pueblo de que tenía la autoridad necesaria para gobernar el país.
Y eso me recuerda perfectamente a mi conversación de hace unas semanas con mi amigo norteamericano Michael, y que trascurrió más o menos así:
– Sonia, ¿tú que piensas de Kerry?
– Pues la verdad no sé mucho de él.
– ¿Y quién lo sabe?
Comunicación
Los blogs: Red de pensamiento agitativo en Internet
En estos días en que se cuestiona el nivel de influencia que pueden alcanzar algunas bitácoras, así como el que están alcanzando algunas de ellas en Estados Unidos, José Luis … Leer más
Otro “reality” más: El novio más pequeño
Si es que como decía el torero: “hay gente pa tó”.
La cadena de televisión Fox, cadena que dobla en audiencia en la CNN emite ahora el concurso “El novio más pequeño”, y sinceramente, creo que sobra cualquier comentario.
Podría ser un comienzo contra la telebasura
Este artículo se me había quedado retrasado por ahí, pero como parece un rayito de luz al final del túnel, no he querido dejarlo pasar. La junta ejecutiva de la … Leer más
Fotografias para la historia
A través de Internet a mano descubro una serie de webs de fotografìa absolutamente imprescindibles, como la colección de Portadas de Life con las 100 fotografías que cambiaron el mundo, dónde por ejemplo se pueden ver maravillas como ésta de Roger Fenton, una de las primeras imágenes bélicas, tomada en la Guerra de Crimea.
Niños en “reality shows”: tenía que llegar
Y han sido los norteamericanos los primeros en atreverse. Frankie tiene ocho años y aparece en un programa de la HBO llamado Family Bonds, dónde los espectadores pueden ver los momentos más íntimos de toda la familia, como por ejemplo, al propio Frankie llorando mientras trata de aprender a montar en bici, o a su madre relatando cuantas veces por noche tiene sexo con su marido.
Frankie sabe que va a ser famoso, y eso es lo más importante para él. No es el único pues hay como una docena de niños en la misma situación.
Alfabetización visual contra la telebasura
Enrique Múgica, defensor del pueblo, pide frenar la telebasura para proteger a los menores. Según Múgica, es necesario controlar la “programación que se impone en las horas libres y a la que les resulta muy difícil sustraerse, porque se les adoba con un lenguaje fácil y pobre al borde del grito; con situaciones en las que sobran la violencia y la zafiedad; con la miel de unos cuerpos atractivos y tentadores que todo lo experimentan sin dificultad, en un clima de falso compañerismo, de indolencia, de pasotismo, de dolce farniente”
Pero de lo que no se habla muchas veces es de que, en un mundo dominado por el audiovisual, los niños no tienen ningún tipo de formación en este sentido.
El monólogo de la vagina en España: feminización.
por Alec Rawls Los terroristas islámicos hicieron explotar doce mochilas bomba y el pueblo español se rindió. Inmediatamente dejaron de apoyar a un gobierno que había respaldado la guerra contra … Leer más
“60 minutos” de la CBS se juega su credibilidad
60 minutos es un programa de los servicios informativo de la CBS que este año inicia su 37 temporada. Sin duda es uno de más prestigiosos en Estados Unidos. Y ahora se juega su credibilidad al admitir que fue engañada por su fuente, con respeto a unos documentos sobre el servicio militar de George W. Bush.
En concreto emitió un reportaje sobre el paso de Bush por la Guardia Aérea Nacional, basado en unos informes que hablaban de presión política para “adornar” su hoja de servicios. Además se incumplió el requisito de someterlo a exámenes médicos, algo obligatorio para todos los miembros de la Fuerza Aérea.
Empieza a ser una costumbre que los medios tengan que pedir disculpas a sus lectores o telespectadores por uno u otro motivo, como ya comentábamos. Pero tampoco podemos ampararnos en el derecho a equivocarnos para hacer mal nuestro trabajo.