Reconozco que me supera. Sentarme después de comer a intentar descansar un poco y distraerme con la televisión se ha convertido, más que en el preludio de una siesta, en una auténtica pesadilla.
Y no es sólo por mi total desinterés en los líos y amoríos de personajes respetables y otros no tanto, sino también por la repetición de información que se produce constantemente en este tipo de programas.
A saber…
En lo más tenue del crudo invierno
El pasado 14 de diciembre ya os hablaba del privilegio que supone vivir en Málaga. Pero es que este invierno está siendo realmente espectacular. Algunos amigos del norte de Europa … Leer más